¿Cómo Reino Unido despojó
injustamente a Venezuela de 160.000 kilómetros de territorio?
En 1899 ocurrió uno de los episodios más lamentables de la
historia venezolana: el despojo de casi 160.000 kilómetros de territorio
producto de un laudo arbitral amañado entre Inglaterra y Estados Unidos. El
entuerto aún no ha sido resuelto y las tensiones siguen vigentes.
En 1899, dos norteamericanos, dos ingleses y un ruso
decidieron por despojar a Venezuela de 160.000 kilómetros que le correspondían
históricamente desde 1777.
Han pasado 117 años de esa decisión, denominada Laudo arbitral de París, pero el
problema sigue vigente: Venezuela reclama el territorio ilegítimamente arrebatado
mientras la nación que derivó de ese despojo imperial insiste en ejercer derechos
en la zona rica en recursos minerales, hídricos y petroleros.
Este martes, la cancillería venezolana emitió un comunicado
para reiterar su derecho sobre la Guyana Esequiba y recordar el proceso
jurídico viciado que calificó de "piratería diplomática", perpetrado
-a su parecer- "para justificar el chantaje, la usurpación y el saqueo de
las nuevas naciones independientes".
Las brasas del conflicto territorial han crepitado con mayor
intensidad en las últimas semanas luego que el presidente de Guyana, David
Granger, presionara al secretario general de la Organización de Naciones Unidas
(ONU), Ban Ki-Moon, a anunciar los nuevos pasos para resolver el diferendo.
La retórica de Granger, quien aseguró el mes pasado que
"las reivindicaciones de Venezuela son una amenaza", no ha sido bien
recibida por Caracas. El comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores
califica de "absurdas e irracionales" las acciones emprendidas por
Guyana y considera que se han desplegado "con el propósito de generar una
situación de agresión". Pero, ¿cómo empezó el conflicto?
El mito de El Dorado
De acuerdo a una investigación de la revista Memorias, del
Centro Nacional de Historia (CNH), el mito de El
Dorado atrajo a los colonizadores hasta América Latina. Si bien los españoles
llevaron la delantera, el imperio inglés también fue llamado por la
promesa de ingentes cantidades de oro esparcidas por las riberas del río
Orinoco.
Los anglosajones se asentaron en la costa este del río
Esequibo y, desde allí, sus pequeñas colonias agrícolas empezaron a apropiarse
del territorio que le correspondía a los holandeses. ¿El resultado? La creación
de la Guayana Británica en 1824. El problema con Venezuela empezó después.
Un naturalista llamado Robert H.
Schomburk incursionó en el territorio y
empezó a fijar nuevos linderos, irrespetando los establecidos hasta 1835, que certificaban al río Esequibo
como hito limítrofe para Venezuela. Poco a poco, sus expediciones
patrocinadas por la Royal
Geographic Society, pretendieron ampliar cartográficamente la colonia inglesa
con la anexión ilegal de más de 203.000 kilómetros.
Esas acciones, protestadas en varias ocasiones por Venezuela,
llevaron al país suramericano a romper relaciones en 1887 con Gran Bretaña y,
dos años más tarde, condujeron al fraude del laudo arbitral.
Laudo amañado
Una famosa caricatura inglesa, titulada "paz y
abundancia", muestra al ministro británico Lord Salisbury saliendo del
laudo arbitral de París con las manos llenas: las líneas limítrofes dibujadas
por Schomburgk, las minas, los bosques y las 60.000 millas cuadradas arrebatas
a Venezuela en 1889.
Gran Bretaña se salió con la suya
por varias razones: la primera, porque sacó a Venezuela de la negociación; la
segunda, porque pactó directamente con EE.UU., que para la época ya afilaba su
doctrina Monroe de "América para los americanos"; y la tercera, porque contó con un
juez afecto a los intereses de la corona inglesa.
Según las crónicas de la época, reseñadas en un ensayo de la
Fundación Rómulo Gallegos, los ingleses no querían entenderse directamente con
Venezuela porque consideraban que sus representantes eran "indios
bananeros con olor a trópico" y "hombres de color semi
bárbaros". Por eso decidieron hablar de tú-a-tú con EE.UU., que terminó
"representando" los intereses del país suramericano.
Así fue como los juristas norteamericanos Melville Weston
Fuller y Davis Josianh Brewer negociaron "en nombre de Venezuela" con
los representantes ingleses Charles Baron Rusell y Sir Richard Hens-Collins, en
un laudo que tuvo como árbitro al ruso Fiódor Martens, quien no solo
representaba los intereses de la colonia británica sino que convenció -por
coacción- a la parte estadounidense a aceptar los linderos propuestos por
Schomburk, refiere un documento de la época.
El resultado de ese laudo amañado fue denunciado por
Venezuela, pero sólo fue hasta 1949 cuando un abogado norteamericano llamado
Severo Mallet-Prevost, quien fungió como consejero del país latinoamericano en
la negociación, reveló el fraude "producto de un reparto imperial sin
basamento jurídico", destaca AVN.
Buen oficiante
Este martes, el gobierno venezolano insistió en la necesidad
de reactivar las labores del buen oficiante para dirimir el diferendo
territorial, "de conformidad con lo establecido en el Acuerdo de Ginebra
de 1966".
Ese pacto es el que rige, a la fecha, las conversaciones
sobre el Esequibo con miras a solventar el conflicto de manera amistosa. En 2010,
el secretario general de la ONU responsabilizó a Norman Girvan como buen
oficiante, pero el funcionario jamaiquino falleció hace dos años. Desde
entonces, nadie lo ha sucedido en el cargo.
Después de las declaraciones de Granger, quien a finales de
septiembre acusó a Venezuela de "obstaculizar" la solución del
diferendo, el presidente venezolano Nicolás Maduro se reunió con el secretario
general de la ONU en Cartagena de Indias (Colombia) para reiterar el deseo de
Caracas de canalizar la controversia por la vía del diálogo y bajar los
decibeles a la diplomacia de micrófonos.
La cuestión Exxon
Aunque la cuestión del Esequibo tiene más de un siglo, hay un
elemento que renueva las tensiones con Guyana: la explotación de recursos en ese
territorio por parte de la petrolera norteamericana Exxon Mobil.
El año pasado, la petrolera encontró un yacimiento en las
costas de Guayana, específicamente en el bloque Stabroek, y entabló
conversaciones con Granger para explotar la zona anunciando una inversión
inicial de 200 millones de dólares. Venezuela exigió la paralización de las
labores de exploración por vulnerar los acuerdos vigentes sobre el diferendo
territorial.
Granger, sin embargo, insiste en hacer uso de esos recursos y
por eso ha amenazado con activar una demanda ante la Corte Internacional de
Justicia. La reacción de Caracas ante la maniobra diplomática ha sido exigir el
apego al acuerdo de Ginebra y denunciar a Georgtown por asumir, a su juicio, "una
actitud arbitraria, ilegal y unilateral (...) e intentar escabullirse de los
buenos oficios".
Ambas partes han lanzado sus cartas en las últimas semanas,
pero la decisión sobre el próximo paso sobre el diferendo, por ahora, está en
manos del secretario general de Naciones Unidas.
Nazareth Balbás
Fuente:
rt noticias
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