El arsenal químico de Israel bajo
escrutinio
Por noticias de abajo
Por Jonathan Cook
Las
autoridades israelíes están cada vez más nerviosas ante los esfuerzos
internacionales para destruir las armas químicas de Siria, ya que también se
podría exigir que Israel destruya sus propias armas de destrucción masiva no
declaradas.
Israel mantiene una postura que se
podría definir como de ambigüedad sobre la cuestión de si posee armas nucleares
o químicas. Sin embargo, todo el mundo sabe que tiene un gran arsenal de bombas
nucleares, un arsenal oculto al escrutinio internacional, y hay fuertes
sospechas de que ha desarrollado en secreto un programa de armas químicas.
Estas preocupaciones se intensificaron tras los recientes
informes confidenciales de la CIA que sugieren que Israel posee una reserva
significativa de armas químicas, desde la década de 1980. Israel se
ha negado a firmar el Tratado de No Proliferación de 1968, que regula las armas
nucleares, ni ha ratificado la Convención sobre Armas Químicas de 1993, que
obliga a los Estados a una supervisión internacional y destruir los agentes
químicos en su poder.
En los últimos días se han producido una serie de
movimientos por parte de algunos Estados en Oriente Medio para llamar la
atención internacional sobre las armas de destrucción masiva que posee Israel.
Estos esfuerzos continúan tras la
Convención sobre Armas Químicas de Damasco de la semana pasada y el anuncio de
un calendario acordado por Rusia y Estados Unidos para desarmar Siria de sus
arsenales químicos a mediados del próximo año.
Israel es uno de los seis Estados que se niega a aplicar
la Convención, junto a Egipto, Myanmar, Angola, Corea del Norte y Sudán del
Sur. Su negativa ha creado preocupación, ya que Israel se podría convertir en
un Estado paria en este asunto.
El diario Haaretz informó esta
semana que la perspectiva de una creciente presión internacional sobre Israel
para que informe sobre su arsenal de armamento “mantenía a muchos responsables
políticos israelíes sin poder pegar durante la noche”.
Sholomo Brom. Un ex-general israelí,
actualmente investigador en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en
la Universidad de Tel Aviv, calificó de imprudente la actual política de Israel
sobre armas químicas.
“La realidad en Oriente Medio ha
cambiado desde que Israel se negó a ratificar la convención. Ya no existen
razones para que Israel permanezca al lado de aquellos regímenes que se oponen
a ratificarla”.
Esta semana, los países árabes presentaron una resolución
al organismo de control nuclear de la ONU, la Agencia Internacional de la
Energía Atómica, solicitando que Israel también someta sus instalaciones
nucleares a las inspecciones de la OIEA, como parte de los esfuerzos para crear
una zona libre de armas nucleares en la región.
El Tratado de No Proliferación de
Armas Nucleares que Israel se ha negado a firmar se redactó en 1968, un año
después de que Israel desarrollase su primera ojiva nuclear.
Medidas serias
En un Informe redactado por dos expertos se evalúa que
Israel posee al menos 80 bombas nucleares desde el año 2004, año en el que
detuvo la producción. El mismo Informe concluye diciendo
que Israel posee suficiente material nuclear para duplicar el número de bombas
atómicas que posee, en poco tiempo.
Sin embargo, las autoridades
estadounidenses rechazaron este movimiento de los países árabes ante la OIEA.
Joseph Macmanus , enviado por Estados Unidos a la Agencia, dijo que la
resolución “no avanza en el objetivo común de crear una zona libre de armas
nucleares en Oriente Medio. Al revés, socava los esfuerzos para un diálogo
constructivo hacia ese objetivo común”.
El plan egipcio para crear una zona libre de armas de
destrucción masiva en Oriente Medio es un plan ya propuesto por Estados Unidos
en 2010, con la oposición de Israel. Sin embargo, Washington anunció que
posponía este plan para una fecha no especificada. Mientras tanto, el
Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán instó a la comunidad internacional a
adoptar medidas serias para obligar a Israel a que firme la Convención sobre
Armas Químicas.
Tras la ratificación por parte de
Siria de la Convención, su embajador ante la ONU, Bashar Jaafari, dijo que “el principal peligro es el
arsenal de armas de destrucción masiva que posee Israel” y agregó que Israel
posee armas químicas, pero la mayoría de los Estados no están dispuestos a
hablar de ello.
Pero esto puede cambiar. Las
autoridades israelíes han mostrado su preocupación porque el Secretario de
Estado de Estados Unidos, John Kerry, podría exigir la ratificación por parte
de Israel, como parte de los esfuerzos de Estados Unidos para liberar de armas
químicas Oriente Medio. “Ahora, Kerry podría decir que necesita la ayuda de
Israel ratificando el tratado de prohibición del uso de armas químicas”, dijo
el diario Haaretz.
Según informaciones aparecidas en
los medios de comunicación de Israel, las embajadas han recibido directrices
para evadir las preguntas de los periodistas relacionadas con las armas
químicas israelíes.
El Ministerio de Defensa de Israel
se negó a comentar a Al-Jazeera, diciendo que se enviasen las preguntas a la
Oficina del Primer Ministro. David Baker, portavoz de Netanyahu, también
declinó hacer comentarios, señalando que todo eran especulaciones. No aseguró
que se hubiesen enviado directrices a los funcionarios.
En una extraña declaración pública,
Amir Peretz, ex Ministro de Defensa, dijo a Radio Israel: “Tengo esperanzas y estoy seguro
de que la comunidad internacional no va a hacer de esta cuestión algo
determinante y vamos a seguir manteniendo nuestro status quo. A diferencia de
Siria, Israel es un Régimen con responsabilidad democrática”.
Uri Avnery, periodista israelí y ex
político, dijo que los israelíes habían asumido que su país poseía en secreto
este tipo de armas.
“El Gobierno israelí siempre ha sostenido que es una
excepción, un Gobierno responsable y que por lo tanto no tiene por qué
someterse a las convenciones internacionales, sean de armas nucleares,
biológicas o químicas. Los israelíes creen que debido al Holocausto tienen
derecho a una mayor protección, es decir, tener acceso a cualquier tipo de
armas”.
El que Israel lo mantenga en secreto
está motivado, en parte, para evitar avergonzar a Estados Unidos, al declarar
que tiene armas de destrucción masiva. Washington estaría violando la ley
estadounidense al dar a Israel miles de millones de dólares en ayuda cada año,
ya que Israel posee armas nucleares al margen del Tratado de No Proliferación.
Una posición corta de miras
Decir que la posición de Israel al negarse a ratificar la
Convención sobre Armas Químicas es corta de miras y de dudosa utilidad, como se
decía recientemente en un editorial del diario Haaretz, y que por el contrario
un cambio en la política de Israel mostraría “un esfuerzo general para librar a
la región de las armas de destrucción masiva”.
Las sospechas de que Israel pueda
estar ocultando un programa de armas químicas siguen creciendo después de un
reciente informe del Foreign Policy, una revista estadounidense, que decía que los satélites
espías estadounidenses encontraron un lugar sospechoso de contener armas
químicas en el desierto de Negev en Israel, ya en 1982.
Un Informe confidencial de la CIA de 1983 revelaba, según
la revista, que se habían identificado “armas químicas, probablemente un agente
nervioso en el centro de producción y almacenamiento”, cerca de la ciudad
israelí de Dimona, donde hay un reactor nuclear
israelí. La revista también indicaba que creía que las industrias químicas de
Israel participaban en el programa de producción de armas.
De acuerdo con las informaciones
obtenidas por la interceptación de las comunicaciones israelíes por la Agencia
de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), bombarderos de la Fuerza Aérea de Israel habrían llevado
a cabo misiones de simulación de lanzamiento de bombas con armas químicas en el
Negev.
El Informe también sugiere que “varios indicadores nos
llevan a creer que tienen a su alcance agentes nerviosos, bien de forma
permanente o no permanente, gas mostaza y varios agentes antidisturbios, junto
con un sistema de administración”.
Aunque no es posible saber si sigue
funcionado este lugar de almacenamiento de armas químicas identificado por la
CIA en la década de 1980, hay indicios de que Israel ha seguido trabajando en la
producción de agentes nerviosos en los años posteriores.
Israel es conocido por poseer un Instituto de
Investigación Biológica en Ness Ziona, a unos 20 kilómetros al sur de Tel Aviv,
que se describe a sí mismo como un centro público de investigación.
Oficialmente, el Instituto lleva a cabo investigaciones médicas y de defensa,
incluida la lucha contra los efectos por un ataque con armas químicas o
biológicas.
Se cree que este Instituto puede
haber desarrollo en secreto también armas ofensivas, como pudo ser en el caso
del intento de asesinato del líder de Hamas, Khaled Meshal, en Jordania en
1977.
A Meschal le rociaron una toxina en
la oreja durante la operación del Mossad, y se salvó gracias a que los agentes
implicados fueron capturados en Jordania. Binyamin Netanyahu, Primer Ministro
de Israel, acordó la entrega de un antídoto a cambio de la liberación de los
agentes.
Armas experimentales
También
existen sospechas de que israel ha utilizado en la muerte del dirigente
palestino Yasser Arafat en 2004 de forma similar una toxina muy difícil de
detectar.
La conexión
entre Israel y las armas químicas también se estableció después del accidente
de un avión israelí cerca de Amsterdam en 1992. Los medios de comunicación
holandeses informaron de que el avión llevaba grandes cantidades de un
componente químico para la fabricación del gas sarín, agente nervioso utilizado
cerca de Damasco el mes pasado, y por el que se ha culpado al Gobierno sirio.
La empresa estadounidense que suministró el producto químico dijo que había
sido solicitado por el Instituto de Investigación Biológica de Ness Ziona.
Otras
fuentes, entre ellas la BBC, señalaron que durante la segunda intifada
palestina, hace una década, Israel utilizó un gas lacrimógeno experimental, que
produjo en los palestinos que lo inhalaron graves convulsiones.
En ataques
más recientes de Israel contra Gaza, se ha denunciado que Israel puede estar
utilizando municiones Dense Inert Metal Explosive (DIME), un arma experimental
aún no considerada en los tratados internacionales. Su explosión provoca daños
internos a las víctimas y deja rastros de metales cancerígenos, como el
tungsteno, en los cuerpos de los que sobreviven.
En el
invierno de 2008-2009, Israel también fue criticado por la utilización de
fósforo blanco en zonas urbanizadas de Gaza. Aunque está permitido para crear
una cortina de humo sobre el campo de batalla, el fósforo blanco está
considerado como un arma química cuando se utiliza en áreas donde están
presentes civiles. Trozos ardientes con sustancias químicas penetran en la
carne y los pulmones, siendo muy difíciles de extinguir.
Debido a la
presión internacional, Israel se comprometió a principios de este año a no
utilizar esta arma química.
Jonathan
Cook es escritor y periodista que vive en Nararet, Israel. Sus últimos libros
son Israel y el choque de civilizaciones; Iraq, Irán y el Plan para rehacer
Oriente Medio ( Pluto Press) y La desaparición de Palestina: Israel experimenta
la desesperación en humanos (Zed Books). Visite el sitio web de Jonathan:
http://www.jkcook.net/
Lea otros artículos de Jonathan
Cook: http://noticiasdeabajo.wordpress.com/?s=+Jonathan+Cook&x=8&y=7
http://dissidentvoice.org/2013/09/israels-chemical-arsenal-under-new-scrutiny/
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Más información:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-229536-2013-09-21.html
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