Después
de Yugoslavia, ¿le ha llegado el turno a Ucrania?
por
Thierry Meyssan
En
Europa Occidental, la opinión pública observa erróneamente la crisis ucraniana
como una simple rivalidad entre occidentales y rusos. Pero lo que le interesa a Washington
no es que Ucrania se incorpore a la Unión Europea sino privar a Rusia de uno de
sus socios históricos. Y para lograr su objetivo, Estados Unidos está
dispuesto a provocar una nueva guerra civil en Europa.
El
15 de diciembre de 2013, el senador estadounidense John McCain –quien ya se
encargó de supervisar la «revolución
naranja» en 2004–
arenga a los manifestantes de la plaza Maidan. A la derecha, junto a McCain, el
líder nazi Oleg Tiagnibok.
Después de desmembrar Yugoslavia con una guerra civil de 10
años (de 1990 a 1999), ¿ha decidido Estados Unidos destruir Ucrania de la misma
manera? Eso hacen pensar las maniobras que está preparando la oposición para su
realización durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi.
Ucrania ha estado dividida
históricamente entre el oeste, con una población favorable a la Unión Europea,
y el este, cuya población es favorable al acercamiento con Rusia. A esos dos grupos se agrega una pequeña minoría
musulmana en Crimea. Después
de la independencia, el Estado ucraniano fue debilitándose. Aprovechando la confusión, Estados Unidos organizó
en 2004 la llamada «revolución
naranja»
[1], que puso en el poder
un clan mafioso proatlantista.
Cuando Moscú respondió anulando sus subvenciones al precio de gas, los
occidentales dieron la espalda al gobierno naranja a la hora de pagar sus
compras de gas a precio de mercado. El gobierno naranja perdió la elección presidencial de
2010 y la presidencia pasó a manos de Viktor Yanukovich, político corrupto y a
veces pro-ruso.
El
21 de noviembre de 2013, el gobierno ucraniano renuncia al acuerdo de
asociación negociado con la Unión Europea. La oposición responde a esa decisión con una serie
de manifestaciones en Kiev y en la parte occidental del país, manifestaciones
que rápidamente toman un cariz insurreccional. La
oposición exige elecciones legislativas y presidenciales anticipadas, pero se
niega a formar un gobierno cuando el presidente Yanukovich le propone hacerlo,
luego de la renuncia del primer ministro. Ya
para entonces, Radio Free Europe –radio del Departamento de Estado
estadounidense– había bautizado las manifestaciones como Euromaidan y, posteriormente, como Eurorrevolución.
Por
otro lado, el servicio de seguridad de la oposición lo garantiza Azatlyk, un grupo de jóvenes tártaros de Crimea que regresó
para eso de la yihad en Siria, en
la que participaron con el respaldo del senador estadounidense John McCain [2].
La
prensa atlantista también respalda a la «oposición democrática» ucraniana y
denuncia la influencia rusa. Altas personalidades de los países miembros de la
alianza atlántica incluso se han tomado el trabajo de presentarse personalmente
ante los manifestantes, como la
secretaria de Estado adjunta y ex embajadora de Estados Unidos ante la OTAN
Victoria Nuland y el ya mencionado senador estadounidense John
McCain, también presidente de la rama republicana de la NED. La
prensa rusa denuncia, por el contrario, que los manifestantes pretenden
derrocar desde la calle las instituciones ucranianas democráticamente electas.
15 000 nazis con
antorchas marchan en Kiev el 1º de enero de 2014.
Al principio, el movimiento parece ser un intento de
reeditar la «revolución naranja». Pero el 1º de enero de 2014, el control de la
revuelta cambia de manos. El partido nazi
Svoboda [Libertad] organiza una marcha con antorchas que reúne 15 000 personas,
en memoria de Stepan Bandera (1909-1959), el líder nacionalista que luchó
contra los soviéticos aliándose con los nazis. A partir de ese momento, las paredes
de la capital ucraniana se cubren de consignas antisemitas y se registran
ataques callejeros contra personas de origen judío.
La oposición proeuropea
se compone de 3 partidos políticos:
- La
Unión Panucraniana «Patria» (Bakitchina), de
la oligarca y ex primera ministro Yulia Timochenko (quien actualmente se halla
en la cárcel cumpliendo varias condenas por malversación de fondos públicos),
partido encabezado ahora por el abogado y ex presidente del parlamento Arseni
Yatseniuk.
Defiende
la propiedad privada y el modelo liberal vigente en Occidente. Obtuvo un 25,57%
de los sufragios en las elecciones legislativas de 2012.
- La Alianza Democrática Ucraniana por la Reforma
(UDAR) del ex campeón de
boxeo Vitali Klichko.
Dice
ser demócrata-cristiana y obtuvo un 13,98% de los votos en las elecciones de
2012.
- La Unión Panucraniana Libertad (Svoboda), del
cirujano Oleg Tiagnibok.
Esta
formación proviene del Partido Nacional-Socialista de Ucrania. Se pronuncia por
retirar la nacionalidad ucraniana a los judíos. Obtuvo un 10,45% de los votos
en las elecciones legislativas de 2012.
Estos partidos, representados en el parlamento ucraniano,
cuentan con el respaldo de:
- El Congreso de los Nacionalistas Ucranianos, grupúsculo nazi nacido de las antiguas redes
stay-behind de la OTAN en el antiguo Bloque del Este [3].
Es
sionista y se pronuncia por la anulación de la nacionalidad de los judíos
ucranianos y su expulsión hacia Israel. Obtuvo un 0,08% de los votos en las
legislativas de 2012.
- La Autodefensa Ucraniana, grupúsculo nacionalista que ha enviado sus miembros a luchar contra los
rusos en Chechenia. También los envió a Osetia durante el conflicto georgiano.
La
oposición ha recibido también el apoyo de la iglesia ortodoxa ucraniana, en rebelión contra el Patriarcado de Moscú.
Desde
que el partido nazi salió a la calle, los manifestantes –a menudo protegidos
con cascos y uniformes paramilitares– levantan barricadas y asaltan los
edificios oficiales. Algunos
elementos de las fuerzas policiales también han procedido brutalmente, llegando
incluso a torturar detenidos. Se afirma que han muerto varios manifestantes y
que se cuentan cerca de 2 000 heridos. Los
desórdenes siguen propagándose en las provincias de la parte occidental del
país.
Según nuestras propias informaciones, la oposición ucraniana
está tratando de introducir material de guerra comprado en mercados paralelos. Por supuesto,
la compra y traslado de armas en Europa Occidental es imposible… a no ser que
se haga con el consentimiento de la OTAN.
La estrategia de Washington en Ucrania parece ser una mezcla
de las recetas que ya han funcionado anteriormente, durante las «revoluciones
de colores», con las fórmulas recientemente aplicadas en las «primaveras
árabes» [4]. Estados Unidos ni siquiera trata de ocultarlo, al extremo de haber enviado
a Ucrania una alta funcionaria, Victoria Nuland –adjunta de John Kerry en el Departamento de Estado– y el
senador John McCain –quien es también presidente del IRI, la rama republicana
de la NED [5]–, para expresar su apoyo a los manifestantes.
Al contrario de los casos de Libia y Siria, Washington no
tiene en Ucrania yihadistas que se encarguen de sembrar el caos –aparte de los
extremistas tártaros, pero estos están en Crimea. Así que decidió
utilizar a los nazis, con los que el Departamento de Estado ya había trabajado
anteriormente en contra de los soviéticos y a los que organizó en partidos
políticos después de la independencia.
El
lector neófito puede encontrar chocante esta alianza entre la administración
Obama y los nazis. Pero hay que recordar que el presidente
estadounidense Ronald Reagan rindió públicamente homenaje a varios nazis
ucranianos, entre los que se encontraba Yaroslav Stetsko, primer ministro ucraniano bajo el III
Reich y
posteriormente convertido en jefe del Bloque de Naciones Antibolcheviques y
miembro destacado de la Liga Anticomunista Mundial [6]. Uno de sus
lugartenientes, Lev Dobriansky, fue embajador de Estados Unidos en
Bahamas.
Y la hija del propio Dobriansky, Paula Dobriansky, fue subsecretaria de
Estado para la democracia (sic) en la administración de George W. Bush. Fue
precisamente la señora Dobriansky quien financió durante 10 años una serie de
estudios históricos destinados a hacer olvidar que el Holodomor, la gran
hambruna que asoló Ucrania en 1932-1933, también devastó Rusia y Kazajstán y
hacer creer que fue una decisión deliberada de Stalin tomada para acabar con el
pueblo ucraniano [7].
La realidad es que Washington, que respaldó el partido nazi
alemán hasta 1939 y siguió haciendo negocios con la Alemania nazi hasta finales
de 1941, nunca tuvo se
planteó problemas morales hacia el nazismo, como tampoco se los plantea en este
momento cuando respalda militarmente el yihadismo en Siria.
Las élites de Europa Occidental, que tanto utilizan el
nazismo como pretexto para perseguir a los aguafiestas –como puede comprobarse en Francia
con la polémica sobre la «quenelle» de Dieudonné M’Bala M’Bala [8]– han olvidado el verdadero significado de la palabra «nazi». En 2005, cuando
la entonces presidenta de Letonia, Vaira Vike-Freiberga, rehabilitó el nazismo,
prefirieron mirar para otro lado como si fuera algo sin importancia [9]. Ahora,
apoyándose en meras declaraciones a favor de la Unión Europea, su candoroso
atlantismo los lleva a respaldar al peor enemigo de los europeos. La guerra civil
podría comenzar en Ucrania, durante los Juegos Olímpicos de Sochi.
Thierry Meyssan
Fuente:
Red
Voltaire
[1] «Moscú y Washington se enfrentan en Ucrania», por Emilia
Nazarenko y la redacción, Red Voltaire, 24 de noviembre de 2004.
[2] «Yihadistas dan servicio de seguridad a los
manifestantes de Kiev», Red
Voltaire, 4 de diciembre de 2013.
[3] De ese
mismo vivero procede el líder de la «revolución naranja». Cf. «La biografía oculta del padre del presidente
ucraniano», Red Voltaire, 22 de abril de 2008.
[4] «“Primavera árabe” a las puertas de Europa», por Andrew
Korybko, Oriental Review, Red Voltaire, 4 de febrero de 2014.
[5] «La NED, vitrina legal de la CIA», por
Thierry Meyssan, Odnako, Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.
[6] «La Liga
Anticomunista Mundial, internacional del crimen», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de
enero de 2004.
[7] Ver L’Holodomor, nouvel avatar de l’anticommunisme
«européen», por la profesora Annie Lacroix-Riz, 2008.
[8] «El “enemigo público” del establishment francés», por Diana
Johnstone, Counterpunch, Red Voltaire, 24 de enero de 2014.
[9] «La presidenta de Letonia rehabilita el nazismo», por
Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de marzo de 2005.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
REGLAS BÁSICAS PARA COMENTAR/MODERAR:
TEMÁTICA: El comentario debe estar relacionado con el post. (De este modo, evitamos los comentarios off topic que no aportan al tema de debate)
RESPETO: Se admiten las críticas constructivas. Y no se permiten comentarios que falten al respeto. (Ni del autor, ni de la página, ni al resto de comentaristas)
AUTO-BOMBO: No se admiten comentarios publicitarios o promocionales de páginas web, productos ni servicios.