Con la excusa de la lucha contra
el comunismo, la Otan cometió actos terroristas en Europa, Asia y África. Bajo
la protección de los gobernantes que supieron de las operaciones clandestinas.
Después de la caída de la Unión Soviética
y el Fin de la Guerra fría en 1991, el imperio estadounidense garantizo un
predominio jamás antes visto en la
historia.
Todo ello comenzó con la guerra
secreta contra el terrorismo declarada después de la Revolución Rusa, cuando
Gran Bretaña y Estados Unidos instauraron ejércitos secretos contra los nuevos
países satélites de la Unión Soviética.
Entre 1918 y 1920, Londres y
Washington se aliaron a la derecha rusa, que dío lugar a que el dictador Stalin
sospechará de las intenciones del occidente capitalista.
En marzo de 1938, en el seno del
MI6 (Servicio de Inteligencia de Gran Bretaña) se creaba un nuevo departamento,
llamado Sección D y encargado de desarrollar operaciones de subversión en
Europa. La Sección D comenzó a formar comandos de sabotaje stay-behind en los
países que se encontraban bajo la amenaza de agresión alemana, sin informar a
nadie.
La sección D creo ejércitos de resistencia en Inglaterra,
bautizados como "Unidades Auxiliares" equipados con armas y
explosivos. Estas serían las primeras unidades Gladio de Gran Bretaña.
La zona de acción de la Sección D
del MI6 se limitaba inicialmente al territorio británico. Así fue hasta julio
de 1940, cuando el primer ministro británico Winston Churchill ordenó la
creación de un ejército secreto bautizado con la denominación de SOE y
destinado a “incendiar Europa, apoyando a los movimientos de resistencia y
realizando operaciones de subversión en territorio enemigo”.
Es decir estos ejércitos secretos
se expandieron por Europa, declarando la guerra a los enemigos fuera del
territorio nacional.
El SOE era en realidad el
precursor de la Operación Gladio, puesto en marcha en medio de la Segunda
Guerra Mundial.
Continuará…
Fuente: red Voltaire
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