Causa palestina,
fuente de enemistad y amistad entre árabes e Israel
Por primera vez y en
un hecho sin precedentes, el régimen de Israel admite contar con la ayuda de
ciertos países árabes de Oriente Medio para reprimir la Intifada Palestina (el
levantamiento del pueblo palestino contra las atrocidades de Tel Aviv).
Así lo revelaba el
premier israelí, Benyamin Netanyahu, este miércoles en una reunión en la
Knesset, con motivo del Día de Jerusalén. Asimismo, agregó que Tel Aviv no ve
necesario justificarse o disculparse por su presencia en Jerusalén, Al-Quds.
De sus palabras se
puede deducir que algunos gobiernos árabes son sus cómplices en sus intentos
por socavar la tercera Intifada, que empezó el pasado mes de octubre, a raíz de
las frecuentes profanaciones a la Mezquita Al Aqsa. Esta realidad pone de
relieve un giro de 180 grados en la política exterior de estos países respecto
a Israel.
En este artículo
pretendemos repasar los antecedentes en las relaciones entre los Gobiernos
árabes y Tel Aviv, mencionar a aquellos países que contribuyen en las
actividades de las autoridades israelíes contra los palestinos y analizar el
porqué de ese cambio en su política exterior.
Origen del conflicto
árabe-israelí
Dos años antes de que
venciera el mandato británico en Palestina, en 1946, los países árabes
celebraron una primera cumbre de jefes de Estados en Egipto. Ahí, los
participantes hicieron hincapié en que la causa palestina era la de todo el
mundo árabe, y el destino de ese país era el de la Liga Árabe, por lo que
consintieron en prestar todo tipo de ayuda financiera y logística a este
pueblo.
Desde 1948, cuando
empezó la ocupación de Palestina, los países árabes y el régimen de Israel se
han visto involucrados en un profundo conflicto. La escalada de tensiones se
incrementó, al punto de que los primeros, encabezados por Siria y Egipto,
declararon la guerra a Israel en 4 veces ocasiones; 1948, 1956, 1967 y 1973, y
se oponían a su establecimiento en los territorios de Palestina.
No obstante, en todas
estas contiendas, los árabes fueron siempre los perdedores, dejando un
sentimiento de rencor entre sus pueblos, que no permitía que ninguno de ellos
reconociera al régimen de Israel como Estado, incluso, muchos pretendían su
eliminación.
En este contexto,
Arabia Saudí, que se considera a sí mismo como el país más poderoso del mundo
árabe, tanto por su riqueza como por su extensión, pasó a autodenominarse el
padrino de los países árabes y patrocinador del pueblo palestino ante el
régimen israelí. De tal forma que priorizar el apoyo a los palestinos ante los
israelíes constituía un elemento de su política exterior.
Se olvida la causa
palestina para presionar a Irán
La Revolución
Islámica de Irán, que ocurrió en 1979, fue el primer acontecimiento que motivó
una leve mejoría en las relaciones entre los árabes e Israel, dado que ambos
consideraban a Teherán como una amenaza para su poderío en la región. En estas
circunstancias, el régimen de Al Saud, con el entonces monarca Fahd bin
Abdelaziz a la cabeza, anunció un plan de paz para olvidar la negación de la
existencia de Israel.
Además, después de la
Conferencia de Madrid en 1991, Riad y el régimen de Tel Aviv fortalecieron aún
más sus lazos y formaron cinco grupos de trabajo en ámbitos tan diversos como
la crisis del agua, el medio ambiente, la economía, los refugiados, el control
de armas, entre otros.
En este mismo
contexto, en 2002, Riad sostuvo que, en caso de que Israel se retirara hasta
las fronteras del 4 de junio de 1967 y se resolviera el caso de los refugiados
palestinos en base a la resolución 194 de la ONU, se normalizarían sus
relaciones con el mundo árabe.
La situación continuó
así hasta 2013, cuando se barajaba un eventual acuerdo entre Irán y el Grupo
5+1 (EE.UU., Rusia, China, Francia y el Reino Unido, más Alemania) sobre el
programa nuclear del país persa. Los árabes, es decir, Arabia Saudí, los
Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Egipto y Catar, entre otros, temerosos de las
consecuencias de tal acuerdo, recurrieron a diferentes medidas y celebraron
reuniones con los miembros del G5+1 para que no se produjera, ya que lo
interpretaban como una mayor interacción entre Irán y la comunidad
internacional, lo que aumentaría el poderío y la influencia de Teherán en
Oriente Medio, gracias al levantamiento de las sanciones que pesaban sobre sus
hombros.
No obstante, sus
esfuerzos fracasaron, y en este contexto, se quedaron solos sin el respaldo de
Occidente. Así que decidieron establecer lazos con su enemigo, Israel, por ser el
principal enemigo del país persa. Sin embargo, para formar una alianza
con Tel Aviv en la que se suavizaran los lazos y se dejaran a un lado los
rencores del pasado, aunque fuera temporal, estaban obligados a renunciar a su
postura en varios asuntos. El primero y primordial era negociar la causa palestina y
reconocer al régimen israelí.
En este contexto, el
premier Netanyahu, durante su viaje a Londres en septiembre de 2015, anunció
que algunos Gobiernos árabes, en reuniones secretas, habían reconocido a Israel
como un estado. Aunque no reveló los nombres, dijo que son aquellos gobiernos
que, como Tel Aviv, se oponen al acuerdo nuclear con Irán.
Al respecto cabe
destacar que, en diciembre pasado, el secretario de Estado de EE.UU., John
Kerry, anunció que algunos países
árabes buscaban formar una coalición con Israel. Ahora, la
revelación de esa gran traición de algunos, liderados por Arabia Saudí, se
realiza en momentos en que la Mezquita Al Aqsa se encuentra bajo los ataques
sistemáticos de las fuerzas y grupos radicales israelíes, que hasta ahora han
dejado más de 200 palestinos muertos.
Con todo lo expuesto,
se puede plantear que con el paso de tiempo y los cambios que se están
sucediendo en la región de Oriente Medio, los árabes se
han ido alejando cada vez más de sus ideales, y ya no ven la causa palestina
como la suya propia ni el destino de ese pueblo como el suyo.
Además, hoy en día, temas como la normalización de los lazos entre árabes e
israelíes y el reconocimiento de ese régimen, han restado importancia a la
defensa de los palestinos en las sesiones de la Liga Árabe. De esa forma, los
árabes, especialmente Arabia Saudí, pierden parte de su identidad a cambio de
nada, porque los pasos que están dando estos gobiernos reaccionarios, de
momento, no han recibido una respuesta recíproca por parte de los israelíes.
Fuente: hispan tv
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