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martes, 9 de diciembre de 2014

LA INFLUENCIA DEL PETRÓLEO



Petróleo, ¿un recurso para la guerra y la presión o para el bienestar?
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Por Rasul Gudarzi

Los grandes altibajos del precio mundial del petróleo y su impacto en los ingresos de los países exportadores motivan cambios fundamentales en su estructura económica, especialmente debido a la inescrupulosa importación y a su dependencia de las exportaciones del oro negro.

En el siguiente artículo, además de abordar los efectos negativos en las economías dependientes del petróleo, estudiaremos el comportamiento de algunos países petroleros en la escena internacional, y cómo sería su futuro si mantienen su estrategia actual, enfocándonos además en la política exterior de Arabia Saudí.

Desde el inicio de la década de los 80, todas las miradas se orientaron hacia el proceso de desarrollo de aquellos países que contaban con grandes recursos energéticos, ya que poco después de las primeras señales de la crisis petrolera de 1973 se evidenciaron signos del profundo subdesarrollo en estos países. Para explicar las consecuencias a las que podrían enfrentarse los Estados dependientes de los ingresos del petróleo o cualquier otro recurso que genere divisas, hay que explicar el concepto del síndrome holandés, también conocido como el mal holandés.

Mal holandés

Se refiere a aquel país que descubre petróleo y que comienza a experimentar un drástico incremento en sus exportaciones de crudo, lo cual elevará sus ingresos gracias a una mayor entrada de divisas. Si éstas se destinan en su totalidad a la importación, no habrá efecto directo alguno en la masa monetaria del país ni en la demanda de bienes nacionales. Pero en caso de que, por ejemplo, se conviertan en moneda local y se utilicen para adquirir productos nacionales no comerciados, el resultado dependerá de si el tipo de cambio (nominal) del país lo fija el banco central o si es flexible.

En caso de que el tipo de cambio sea fijo, la conversión de monedas extranjeras a nacionales aumentará la masa monetaria del país y la demanda interna presionará sobre los precios internos y al sector petrolero en crecimiento. Estas dos transferencias provocarán a su vez la reducción de la producción del sector tradicionalmente exportador. Estos efectos se evidenciaron en países petroleros en la década de los 70 cuando los precios del petróleo se dispararon y la exportación aumentó, lo que afectó su producción agrícola y manufacturera.



Efectos negativos de las economías dependientes de crudo

La forma en que se aprovechan los recursos naturales en diferentes países pone de relieve que esa fortuna puede contribuir tanto a su desarrollo como a su ruina. Por ejemplo, los dividendos originados por la venta de crudo en países desarrollados como Noruega son como una bendición que ha ayudado en gran medida al bienestar de su pueblo. Mientras tanto, esta misma materia ha motivado crisis y graves problemas, tanto económicos como políticos, en países subdesarrollados, como Nigeria, Irak y Venezuela, entre otros.

Lo importante en este contexto, es decir en la gestión de los recursos naturales, radica en la manera de utilizar este ingreso, ya que de no controlar adecuadamente los beneficios obtenidos por su venta, no solo no mejorará la economía del país, sino que la afectaría negativamente, un ejemplo al respecto es Rusia.

Actualmente, el país euroasiático se resiente por una economía débil (solo un 0.4 por ciento en 2014); una parte de esto se debe a la crisis actual en Ucrania y, otra, a la repercusión de las sanciones impuestas por Occidente. En estas circunstancias, la caída del precio mundial del petróleo está provocando gran presión en la economía rusa. El ingreso petrolero conforma un 45 por ciento del presupuesto de ese país, y su gobierno ha cerrado el presupuesto de 2015 en base al precio del petróleo por encima de 100 dólares por barril, por lo que de continuar el proceso de caída del precio del crudo, Rusia se verá obligada a recurrir a sus fondos de divisas de 74 mil millones de dólares o a reducir sus gastos.

Los efectos negativos de esta caída del precio del petróleo en la economía rusa podrían ser mucho más profundos, ya que su industria petrolera y gasífera está contribuyendo a la recuperación de la economía del país, es decir las compañías petroleras funcionan como un apoyo para las industrias rusas, manteniendo estable la economía del país; así que cuando estas fábricas originan problemas financieros, son las compañías petroleras las que salen al rescate. No obstante, en la situación actual y con la caída del precio mundial del petróleo, este sector vital para su economía también se verá bastante afectado.

Podemos decir entonces que existe una situación similar a la que había en la década de los 80, cuando la crisis petrolera dio un duro golpe a la economía de la Unión Soviética.

En este contexto, también, hay que destacar el rol de Arabia Saudí que ha desempeñado un papel importante en la reducción del precio del crudo al aumentar su exportación de petróleo, aun cuando él se verá afectado por esa estrategia.

A pesar de que el Fondo Monetario Internacional advirtió que, en 2015, Riad enfrentaría un déficit fiscal del 1.4 por ciento, y que en la situación actual, el país árabe está invirtiendo en diversos proyectos infraestructurales y teniendo en cuenta su ayuda logística y financiera a los grupos terroristas en Oriente Medio, se verá obligado a recurrir a sus fondos de divisas.

Si el precio del crudo, en el plazo de un año, se mantiene alrededor de los 80 dólares por barril, Arabia Saudí deberá utilizar entre 10 y 20 mil millones de dólares de sus fondos de divisas.

Esto indica que los países que dependen de los ingresos petroleros deben saber que existe la posibilidad de que se repita la crisis de la década de los 80, lo que significa que deberán cambiar su estrategia y aprovechar sus recursos para fortalecer la estructura del país, avanzar tecnológicamente, crear fábricas y cuando se acabe el petróleo tal como lo pronostican los expertos, en unos 70 años, puedan sobrevivir, o de lo contrario se enfrentarán a un caos social.

Arabia Saudí y la estrategia petrolera

El petróleo, como una gran fuente de divisas, es algo de lo que no gozan todos los países del mundo. Para algunos, este recurso no renovable ha propiciado una situación ideal y, para otros, ha causado diferencias sociales, desigualdad, represión y guerras.

Al echar un solo vistazo a las guerras que se están desatando a nivel interno y regional en el mundo árabe, teniendo al petróleo como punto desencadenante, percibimos la creación de dos mundos totalmente diferentes. En algunos países, las guerras permiten que un grupo se apodere de sus recursos petroleros como Sudán del Sur y Sudán del Norte, y en otros, son los ingresos derivados del crudo los que propician las guerras como se puede ver en Irak y Siria, entre otros casos. En este último, el dinero de los países árabes del Golfo Pérsico, en lugar de ayudar a mejorar la situación del pueblo sirio, está destinado a profundizar la brecha social y la guerra por el poder, de manera que Damasco se está enfrentando a una destrucción en diferentes campos, como el político, el cultural, el económico y el social, lo mismo que está sucediendo, en menor medida, en Yemen y Somalia.

Asimismo, una parte de esta gran fortuna derivada del oro negro se destina al apoyo del radicalismo, lo que no solo está destruyendo los países de la región, sino que se está convirtiendo en una amenaza para la seguridad internacional.

En este contexto, se puede señalar a Arabia Saudí como uno de estos países que con sus recursos naturales beneficia más los intereses de EE.UU y los de sus aliados europeos que los suyos propios. Ahora y contrariamente a sus intereses ha contribuido a la caída del precio del petróleo vendiendo un crudo más barato en el mercado mundial, que le permita así presionar supuestamente a Rusia e Irán.

Pretenden obligar a Rusia, que tiene una economía petrodólar y enfrenta un cerco contra su economía mediante las sanciones, a cambiar su política exterior, especialmente respecto a la crisis en el este de Ucrania.

También intentan llevar adelante la misma estrategia con Irán, es decir presionar al país cuyo presupuesto depende en gran medida del petróleo, especialmente durante el proceso de las negociaciones, para que su política exterior coincida con los intereses de Occidente. No obstante, solo el segundo caso beneficia a Riad, ya que busca debilitar a Irán, país con el que no mantiene una buena relación, además de discrepancias ideológicas y religiosas, razón por la cual, esta sintonía con Occidente representa más puntos negativos que positivos.

Además, Al Saud debe estar consciente de que su dependencia de los ingresos del petróleo pueden ser una gran amenaza para su futuro, y que debería cambiar su política exterior encaminándola hacia el fortalecimiento de la amistad con sus vecinos, en concreto con países claves de la región, especialmente cuando se sabe que dentro unos 70 años se acabarán todos los recursos petroleros.

En este mismo sentido, el rotativo estadounidense 'The Wall Street Journal', a través de un artículo, advirtió sobre el futuro económico del país árabe a causa de su dependencia absoluta de las exportaciones de crudo. Dijo que el consumo de petróleo en Arabia Saudí equivale al de Alemania, cuya población es tres veces mayor, y pronosticó que, debido a la alta exportación y consumo interno de esa materia prima, Riad se convertirá en un importador de petróleo en 2040.
Demás está decir que el petróleo es un arma de doble filo que puede contribuir al bienestar social, crecimiento y la creación de un mundo mejor, al menos para aquellos países que lo poseen, pero también puede desatar guerras, masacres, miseria, rencores y venganzas; queda en manos del ser humano la decisión de cómo utilizarlo.
Fuente: hispan tv

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