Aldeas abandonadas en España se
convierten en inversión de interés por la crisis
La crisis económica ha cambiado mucho el
mercado inmobiliario de España. Aparte de la brusca frenada del que fue uno de
los motores de la economía, el sector de la construcción, la forma de invertir
ya no es la misma de antes: lo que se lleva es comprar, pero no pisos ni casas,
sino aldeas enteras. Actualmente están a la venta en España más de 60 aldeas.
La mayor parte de ellas están en Galicia, pero también las hay en Cantabria,
Asturias, Extremadura, Andalucía y en Cataluña.
Es el caso de Esblada,
un antiguo pueblo de la comarca del Alt Camp, en Tarragona, que pertenece al
municipio de Querol. Las 14 casas y
80 hectáreas que lo componen (excepto la iglesia y el cementerio) están a la
venta por la nada despreciable cantidad de 280.000 euros, lo mismo
que le costaría, por ejemplo, un piso en el centro Barcelona. Eso sí, con
condiciones: quien lo compre se compromete a
rehabilitar todas aquellas viviendas que lo necesiten y a convertir el pueblo
en referente turístico y cultural.
"El tipo de gente que suele venir aquí
para comprar estos pueblos no es solo para comprar el pueblo y no estar aquí.
La mayoría es porque les gusta el clima, han venido en verano, de vacaciones y
les gusta el clima, otros porque les interesa la inversión, porque en su país
no podrían hacerlo y aquí tienen todas las ayudas para que puedan
hacerlo", cuenta a RT Elvira Fafian, de la Inmobiliaria Aldeas
Abandonadas. Además, añadió que la mayor parte de sus clientes son extranjeros,
rusos, americanos y mexicanos, aunque también hay españoles que apuestan por
invertir de esta forma su dinero.
Y es que la crisis que ha azotado
España ha provocado un cambio en el sector inmobiliario. "El
inversor ya no quiere el ladrillo en la playa. Quiere refugiar su dinero en
algo diferente, por ejemplo en un pueblo que tenga tierras, donde se puede
establecer un negocio. Ha cambiado mucho: desde hace siete años hemos notado
que el cliente tanto extranjero como nacional no quiere invertir su dinero en
el típico apartamento de playa, porque eso lo ve como una especie de
temporada", explicó.
Para muchos, se trata de una buena
oportunidad de negocio. Y precisamente
quiénes serán los inversores y cuáles son sus intenciones es lo que asusta a
los que ya viven en estas aldeas, como, por ejemplo, al bodeguero Ramón
Martín. Él llegó a Esblada hace 14 años buscando tranquilidad y tiene muy claro
el tipo de gente que quiere como vecinos. "Gente de alternativas de lo que
es la naturaleza, la ecología… lo que me gustaría son personas, como digo yo,
que no explotasen el pueblo, sino que le dieran rendimiento", comparte con
RT sus preocupaciones el bodeguero.
Algunos, como Ramón, buscan en estas aldeas
un entorno excepcional desde el que poder trabajar; otros, ven en ellas una
inversión o la oportunidad de montar un negocio rural; y otros simplemente un
lugar donde retirarse. Y es que ¿quién no ha soñado alguna vez con pasear por
un pueblo solitario donde las piedras de sus casas abandonadas cuentan la
historia de los que allí nacieron, vivieron y murieron, donde las calles
recuerdan el paso de los años y el trasiego de los niños corriendo por ellas.
Los que hayan tenido ese sueño ahora tienen donde hacerlo realidad: España. Un
país en el que aldeas y pueblos esperan con ansia a ese comprador que les
devuelva la vida.
Fuente:
rt noticias
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