Vulnerabilidades de Rusia ante las sanciones
de Estados Unidos, la Unión Europea y la rapiña militar
de la OTAN
por
James Petras
La recuperación del poderío económico y militar de
Rusia lograda bajo el mandato de Vladimir Putin se ve comprometida hoy por
la guerra económica que le imponen Estados Unidos y la Unión
Europea, observa el profesor James Petras. Esta confrontación obligará al poder
ruso a cuestionar sus relaciones con el sistema oligárquico heredado de
la era Yelsin, sistema que Putin reformó y controló en parte, pero en el
que también se apoyó y que incluso preservó para sacar a Rusia del marasmo
económico en que se hallaba. Frente a la agresión occidental, ese viejo sistema
no basta. O Putin elimina el modelo oligárquico y abre una nueva
fase innovadora de la economía rusa implicando a las fuerzas productivas, las
diversas clases sociales –ricas en científicos y técnicos– con los dinámicos y
prósperos mercados emergentes de Asia, o mantiene con el viejo
sistema oligárquico un statu quo
que lo llevaría a la derrota, analiza Petras.
Cuatro oligarcas muy cercanos a Putin: Guennadi
Timchenko, Yuri Kovalchuk, Igor Setchin y Arkadi Rotenberg
El golpe de estado
patrocinado por Estados Unidos y la Unión Europea en Ucrania
por un lado, el intento de transformar a Ucrania de socio comercial histórico y
estable de Rusia en uno más de la devastada economía de la Unión Europea, para
que sirva además de plataforma de lanzamiento de misiles de la OTAN apuntando
contra Rusia, así como las sanciones económicas posteriores lanzadas en contra
de Rusia por el bloque (Estados Unidos-Unión Europea) por apoyar a la
minoría étnica ucraniana de lengua rusa viviendo desde siglos en la región del Donbas y de
Crimea, ilustran la peligrosa vulnerabilidad en la que se puede encontrar la
economía y la seguridad del Estado ruso frente a la agresión occidental.
Para tener un panorama real y concreto de los esfuerzos necesarios que debe realizar Rusia para su viabilidad económica, para su seguridad en materia de defensa, para que Rusia pueda encontrar la solución a estos desafíos, se requiere entonces de un análisis crítico de las políticas y estructuras emergentes en Rusia después de la era post-soviética.
Para tener un panorama real y concreto de los esfuerzos necesarios que debe realizar Rusia para su viabilidad económica, para su seguridad en materia de defensa, para que Rusia pueda encontrar la solución a estos desafíos, se requiere entonces de un análisis crítico de las políticas y estructuras emergentes en Rusia después de la era post-soviética.
Saqueo
como Privatización
Durante el último cuarto de siglo, varios billones
de dólares de valor de la propiedad pública estatal en todos los sectores de la
economía rusa fueron transferidos ilegalmente o fueron violentamente incautados
por grupos mafiosos o gángsteriles oligarcas que actuaban a través de bandas
armadas [grupos de poder], especialmente durante la fase del derrumbe del
sistema comunista de la Unión Soviética a la fase de «transición al capitalismo»
emergente,
desapareciendo la Unión Soviética, apareciendo el nuevo Estado: la Federación
de Repúblicas de Rusia.
De 1990 a 1999, más de 6 millones de ciudadanos rusos murieron
prematuramente [o a fuego lento] a consecuencia del colapso catastrófico de la
economía; la esperanza de vida para los hombres disminuyó
de 67 años durante la era soviética a 55 años durante el período del presidente
Borís Yeltsin. El
PIB [producto interior bruto] de Rusia se redujo en sesenta por ciento (-60%)
–una primicia histórica para un país que no estaba en guerra. Después de
tomar violentamente el poder con el bombardeo del parlamento ruso, el régimen de Yelsin procedió a
«priorizar»
la
privatización de la economía, la venta de la energía, de los recursos
naturales, de la banca, los transportes y las comunicaciones a una décima parte
o incluso menos que eso de su verdadero valor económico, esto fue vendido por
nada a los compinches bien conectados y otras entidades extranjeras.
En esa época era costumbre ver matones armados,
organizados por los mismos oligarcas arribistas “completando” el programa de
privatización mediante agresiones, asesinatos y otras formas de violencia.
Cientos de miles de pensionistas (jubilados) de edad avanzada fueron expulsados
de sus casas y apartamentos en un vicioso comercio de superficies y terrenos
por especuladores inmobiliarios violentos. Consultores y otros consejeros
financieros académicos de Estados Unidos y de Europa «aconsejaban»
a diversos oligarcas rivales y a los ministros del nuevo gobierno ruso como
utilizar las mejores técnicas de mercado “eficientes” para saquear la economía,
«aconsejando» pues, mientras tocaban lucrativas y cuantiosas comisiones
generando así enormes fortunas para la gente «bien relacionada».
Mientras tanto, los niveles de vida se derrumbaron
en esta nueva Rusia Federal, empobreciendo a las dos terceras partes de los
hogares rusos, los suicidios se cuadruplicaron y
las muertes por alcoholismo, adicción a las drogas, el VIH (SIDA) y las
enfermedades venéreas se tornó incontrolable. La sífilis y la
tuberculosis alcanzaron proporciones epidémicas –enfermedades totalmente
controlados durante la era soviética– volvieron aparecer con furia a
consecuencia del cierre de clínicas y hospitales públicos que no teniendo
fondos dejaron de funcionar.
Documental sobre los acontecimientos de octubre de 1993, el bombardeo de la Casa Blanca en Moscú por Yeltsin.
Por supuesto, para los
medios de comunicación occidentales, para la respetable prensa comercial
haciendo uso del noble don de la libertad de expresión, celebraron el saqueo de
Rusia como siendo una buena transición hacia la democracia y «elecciones libres en una economía de libre
mercado». Ellos escribieron brillantes artículos donde alababan
la inteligencia del nuevo poder político; el control de la economía por
oligarcas mafiosos fue descrito como el reflejo de un aumento de la «democracia liberal». El Estado ruso
pasó así, de la noche a la mañana, del rol de Superpotencia Mundial al de
Estado abyecto, convirtiéndose en un régimen cliente, penetrado por las
agencias de inteligencia occidentales e incapaz de gobernarse y hacer respetar
los acuerdos y sus intereses frente a las potencias occidentales. Estados Unidos y la Unión Europea desplazaron
rápidamente la influencia rusa-soviética de Europa del Este y rápidamente se
hicieron con el control de las ex-empresas estatales, los medios de
comunicación y las instituciones financieras [tanto de Rusia como del bloque
socialista de Europa del este].
Los antiguos funcionarios comunistas y de izquierda
e incluso ejecutivos nacionalistas fueron expulsados y sustituidos por
políticos pro-OTAN dóciles y serviles al «libre
mercado». Estados Unidos y la Unión Europea violaron todos
los acuerdos históricos firmados por Gorbachov con Occidente: los regímenes de
Europa del Este se convirtieron en miembros de
la OTAN; Alemania Occidental anexó el este y las bases
militares de la OTAN se
ampliaron hasta las fronteras con Rusia.
Los pro-OTAN implantaron «think
tanks» [1]
suministrando propaganda e inteligencia anti-rusa en la sociedad. Cientos de organizaciones no
gubernamentales [ONGs], financiadas por Estados Unidos, operando dentro de
Rusia con propaganda y otros medios de instrumentalización para crear y
fomentar una nueva raza de políticos «serviles» neo-liberales. En el
Cáucaso soviético y el Extremo Oriente, Occidente fomentó movimientos sectarios
separatistas y levantamientos armados, especialmente en Chechenia;
Estados Unidos patrocinó dictadores lacayos útiles a su imperialismo, un
buen ejemplo es el payaso títere neoliberal y corrupto, hablamos del presidente Saakashvili
en la ex-República Soviética de Georgia.
De esta manera el Estado ruso fue colonizado y su
gobernante putativo, es decir el presidente de Rusia en aquella época, Boris
Yeltsin –a menudo completamente ebrio–, gobernaba por decreto y gracias a
la corrupción ganaba la obediencia de los funcionarios públicos y
administradores del país, desintegrando aún más al Estado y la sociedad rusa.
La década de Yeltsin es
recordada por el pueblo ruso como siendo un verdadero desastre; en cambio ese
mismo período es para Estados Unidos, la Unión Europea, para los oligarcas
rusos y sus seguidores la Edad de Oro... del saqueo.
Para la inmensa mayoría de rusos, fue una Edad Oscura, cuando la ciencia y la
cultura rusa fueron destrozadas; toda una clase de científicos, artistas e
ingenieros de alto nivel y rango mundial murieron de inanición, a «fuego
lento» ya que sus paupérrimos ingresos de pensión los condujeron a la
desesperación, precariedad, miseria y muerte.
Para Estados Unidos, la Unión Europea y los oligarcas esto fue la era de la «presa fácil»: el pillaje económico, cultural e intelectual, miles de millones de dólares de fortuna fueron a parar en los bolsillos de la mafia oligárquica; impunidad política, criminalidad desenfrenada y la sumisión del gobierno ruso a los dictados de Occidente. Los Acuerdos Internacionales con el Estado ruso se violaban incluso antes de que la tinta este seca. Era la época del mundo unipolar centrado en Estados Unidos, el «Nuevo Orden Mundial», donde Washington podría influir e invadir a los adversarios nacionalistas y a los aliados de Rusia con toda impunidad.
Para Estados Unidos, la Unión Europea y los oligarcas esto fue la era de la «presa fácil»: el pillaje económico, cultural e intelectual, miles de millones de dólares de fortuna fueron a parar en los bolsillos de la mafia oligárquica; impunidad política, criminalidad desenfrenada y la sumisión del gobierno ruso a los dictados de Occidente. Los Acuerdos Internacionales con el Estado ruso se violaban incluso antes de que la tinta este seca. Era la época del mundo unipolar centrado en Estados Unidos, el «Nuevo Orden Mundial», donde Washington podría influir e invadir a los adversarios nacionalistas y a los aliados de Rusia con toda impunidad.
La «Época de Oro» de la dominación del mundo
se convirtió en el indiscutible modelo «estándar» occidental, dicho
modelo serviría para juzgar a Rusia después de la era Yeltsin. Cada decisión
de política interior y exterior [de Estados Unidos y la Unión Europea],
adoptada durante los años de gobierno de Putin, es decir entre 2000 y 2014, ha
sido diseñada especialmente por Washington para juzgar a Rusia, en función de
si [las nuevas políticas impulsadas por Putin] se ajustaban o desviaban de la
década Yeltsin, década de pillaje y manipulación de Rusia sin que ésta de
signos de respuesta en su defensa.
La
Era Putin: reconstrucción económica del Estado ruso y la creciente beligerancia
de Estados Unidos y la Unión Europea
La primera y principal tarea del presidente Putin
fue la de hacer terminar el colapso en la que Rusia se encontraba sumergida.
Con el tiempo, el Estado y la economía rusa se fueron recuperando y una cierta
apariencia de orden y legalidad llegó a todo el país. La economía comenzó a
recuperar y crecer; igual para el empleo, mejores salarios así como un mejor
nivel de vida y de bienestar general se fue generalizando, la tasa de
mortalidad dejó de crecer.
Comercio, inversión y transacciones financieras con Occidente se normalizaron –se frenó el pillaje que fue denunciado como siendo criminal y procesado ante la justicia. La recuperación de Rusia fue visto por Occidente (Unión Europea y Estados Unidos) con ambigüedad: Muchas personas legítimas y honestas en negocios, las multinacionales comerciales legales dieron la bienvenida al restablecimiento de la ley, del orden y el fin del gangsterismo en Rusia; en contraste, los políticos en Washington y Bruselas, así como los capitalistas buitres de Wall Street y la City de Londres rápidamente condenaron a Putin que lo calificaron de «dictador emergente lleno de autoritarismo» y «estatismo», porque las nuevas autoridades rusas comenzaron a investigar a los oligarcas mafiosos por evasión de impuestos, lavado de dinero a gran escala, corrupción de funcionarios públicos e incluso por el asesinato de burócratas que se opusieron al antiguo orden legado por Yelsin.
Comercio, inversión y transacciones financieras con Occidente se normalizaron –se frenó el pillaje que fue denunciado como siendo criminal y procesado ante la justicia. La recuperación de Rusia fue visto por Occidente (Unión Europea y Estados Unidos) con ambigüedad: Muchas personas legítimas y honestas en negocios, las multinacionales comerciales legales dieron la bienvenida al restablecimiento de la ley, del orden y el fin del gangsterismo en Rusia; en contraste, los políticos en Washington y Bruselas, así como los capitalistas buitres de Wall Street y la City de Londres rápidamente condenaron a Putin que lo calificaron de «dictador emergente lleno de autoritarismo» y «estatismo», porque las nuevas autoridades rusas comenzaron a investigar a los oligarcas mafiosos por evasión de impuestos, lavado de dinero a gran escala, corrupción de funcionarios públicos e incluso por el asesinato de burócratas que se opusieron al antiguo orden legado por Yelsin.
El ascenso de Putin al poder coincidió con el auge
[demanda] de los productos básicos [materias primas] en todo el mundo. El
espectacular aumento del precio del petróleo, del gas ruso y otros metales
(2003-2013) permitió a la economía rusa de crecer a un ritmo rápido, mientras
que el Estado ruso aumentaba la regulación y control de su economía, entonces
pudo comenzar a restaurar también sus fuerzas armadas.
El éxito de Putin para poner fin a las formas más salvajes de saqueo de la economía y el restablecimiento de la soberanía de Rusia le hizo popular entre el electorado: fue entonces repetidamente reelegido por una amplia y sólida mayoría popular en el país.
Como Rusia se fue distanciando de las políticas dominadoras y colonizadoras que Occidente le imponía, como Rusia fue cambiando a los funcionarios corruptos o vendidos y eliminando todas los vicios y prácticas corruptas de la era Yeltsin, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) lanzaron una estrategia política hostil hacia Rusia de Putin, dicha estrategia diseñada con múltiples puntas de ataque, tenía como objetivo socavar la reputación y gobernanza del presidente Putin. Estados Unidos y la Unión Europea soñaban poder restaurar clones neoliberales al estilo Yeltsin, que sean dóciles y obedientes al poder Occidental para poder continuar con el saqueo.
El éxito de Putin para poner fin a las formas más salvajes de saqueo de la economía y el restablecimiento de la soberanía de Rusia le hizo popular entre el electorado: fue entonces repetidamente reelegido por una amplia y sólida mayoría popular en el país.
Como Rusia se fue distanciando de las políticas dominadoras y colonizadoras que Occidente le imponía, como Rusia fue cambiando a los funcionarios corruptos o vendidos y eliminando todas los vicios y prácticas corruptas de la era Yeltsin, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) lanzaron una estrategia política hostil hacia Rusia de Putin, dicha estrategia diseñada con múltiples puntas de ataque, tenía como objetivo socavar la reputación y gobernanza del presidente Putin. Estados Unidos y la Unión Europea soñaban poder restaurar clones neoliberales al estilo Yeltsin, que sean dóciles y obedientes al poder Occidental para poder continuar con el saqueo.
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) rusas financiadas por
fundaciones estadounidenses que actuaban en realidad de manera encubierta para
la CIA, lograron generar protestas callejeras masivas, esto para recrutar y
fundar organizaciones electorales de oposición. Partidos
políticos ultraliberales apoyados por Occidente compitieron sin éxito contra
otros partidos locales en las elecciones nacionales en Rusia.
El Centro Carnegie una instituto financiado por Estados Unidos, conocido por ser un antro de la propaganda yanqui [2], produjo una extensa cantidad de folletos, revistas y otras publicaciones donde describía la política de Putin como «demoníacas», «autoritarias», de «persecución» contra los buenos oligárcas opositores y que Putin estaba planeando el regreso a una «economía de órden y mando estilo soviético».
El Centro Carnegie una instituto financiado por Estados Unidos, conocido por ser un antro de la propaganda yanqui [2], produjo una extensa cantidad de folletos, revistas y otras publicaciones donde describía la política de Putin como «demoníacas», «autoritarias», de «persecución» contra los buenos oligárcas opositores y que Putin estaba planeando el regreso a una «economía de órden y mando estilo soviético».
Mientras
Occidente trataba de restaurar la «Edad de Oro» del saqueo a través
de otros sustitutos de manipulación interna, por otro lado proseguía con su
agresiva política exterior destinada a eliminar a los aliados y socios
comerciales de Rusia, especialmente en el Medio Oriente.
Estados Unidos invadió Irak, asesinó a Saddam Hussein y desmanteló el liderazgo del Partido Baas, poniendo en su lugar un régimen títere sectario pro-Washington, así eliminaron un aliado tradicional clave nacionalista de Moscú en la región.
Estados Unidos decretó sanciones económicas contra Irán, un importante y lucrativo socio comercial petrolero de Rusia. Estados Unidos y la Unión Europea financian una insurgencia armada [terroristas islámicos] a gran escala para derrocar al presidente Bachar al-Assad en Siria, otro aliado importante de Rusia, y para privar a la Armada rusa de un puerto amigo en el Mediterráneo. Estados Unidos y la Unión Europea bombardearon a Libia, un importante socio petrólero y comercial de Rusia (y China), instalando allí un régimen cliente pro-occidental de tendencia islamista radical [Libia está actualmente sumergida en un total caos y anarquía, los grupos de fundamentalistas islámicos terroristas han tomado el poder con el apoyo de la OTAN, nota de la redacción].
Estados Unidos invadió Irak, asesinó a Saddam Hussein y desmanteló el liderazgo del Partido Baas, poniendo en su lugar un régimen títere sectario pro-Washington, así eliminaron un aliado tradicional clave nacionalista de Moscú en la región.
Estados Unidos decretó sanciones económicas contra Irán, un importante y lucrativo socio comercial petrolero de Rusia. Estados Unidos y la Unión Europea financian una insurgencia armada [terroristas islámicos] a gran escala para derrocar al presidente Bachar al-Assad en Siria, otro aliado importante de Rusia, y para privar a la Armada rusa de un puerto amigo en el Mediterráneo. Estados Unidos y la Unión Europea bombardearon a Libia, un importante socio petrólero y comercial de Rusia (y China), instalando allí un régimen cliente pro-occidental de tendencia islamista radical [Libia está actualmente sumergida en un total caos y anarquía, los grupos de fundamentalistas islámicos terroristas han tomado el poder con el apoyo de la OTAN, nota de la redacción].
La
presión estadounidense contra Rusia se hizo sentir en el Cáucaso y en el Mar
Negro, cuando el régimen de Georgia bajo la órbita de Washington invadió por sorpresa Osetia del Sur en 2008,
un protectorado de Rusia, el ataque nocturno de Georgia mató a decenas de
fuerzas de paz rusas y a cientos de civiles, este ataque fue repelido por una
contraofensiva eficaz y aplastante por parte de Moscú.
En 2014, los ataques occidentales contra Rusia
empezaron de nuevo, esta vez la estrategia es de aislar, cercar y eventualmente
socavar cualquier posibilidad de un Estado independiente ruso [mediantes
castigos económicos].
Estados Unidos financió entones un golpe de Estado cívico-militar en Ucrania para derrocar al gobierno elegido del presidente Viktor Yanukovitch, quien se había opuesto a la anexión [o incorporación] de Ucrania a la Unión Europea y su eventual afiliación como miembro de la OTAN.
Washington impuso un nuevo régimen [fascista-neonazi] títere en Kiev, régimen profundamente hostil a Rusia y a los ciudadanos de origen étnico ruso-ucraniano en la región este del país donde son históricamente mayoría como en Crimea.
El no reconocimiento de Rusia a este golpe de Estado, el respaldo de Moscú a los ciudadanos rusos-ucranianos pero también ucrano-ucranianos que están a favor de un nuevo sistema político federalista y democrático [y que exigen eso al régimen fantoche de Kiev] en las regiones del este de Ucrania y Crimea sirvió de pretexto a Occidente para imponer sanciones comerciales contra Rusia, en un intento de socavar su industria, principalmente en los sectores del petróleo [energía], los bancos, los sectores manufactureros y paralizar así su economía.
Estados Unidos financió entones un golpe de Estado cívico-militar en Ucrania para derrocar al gobierno elegido del presidente Viktor Yanukovitch, quien se había opuesto a la anexión [o incorporación] de Ucrania a la Unión Europea y su eventual afiliación como miembro de la OTAN.
Washington impuso un nuevo régimen [fascista-neonazi] títere en Kiev, régimen profundamente hostil a Rusia y a los ciudadanos de origen étnico ruso-ucraniano en la región este del país donde son históricamente mayoría como en Crimea.
El no reconocimiento de Rusia a este golpe de Estado, el respaldo de Moscú a los ciudadanos rusos-ucranianos pero también ucrano-ucranianos que están a favor de un nuevo sistema político federalista y democrático [y que exigen eso al régimen fantoche de Kiev] en las regiones del este de Ucrania y Crimea sirvió de pretexto a Occidente para imponer sanciones comerciales contra Rusia, en un intento de socavar su industria, principalmente en los sectores del petróleo [energía], los bancos, los sectores manufactureros y paralizar así su economía.
Los estrategas imperialistas de Washington y
Bruselas no respetaron y rompieron todos los acuerdos previos firmados con la
Administración rusa del gobierno de Putin; por otro lado trataron de convencer
y convertir a los oligarcas aliados cercanos de Putin para que se pongan en contra
del presidente ruso, para ello amenazaron a dichos oligarcas de congelar,
confiscar (pretextos no faltan cuando el dinero no es limpio o no declarado)
sus tenencias, posesiones y otras fortunas personales colocadas en Occidente
(generalmente fortunas invertidas en negocios en la Unión Europea)
–especialmente sus cuentas bancarias, sus lavados de dinero y otras propiedades
ocultas o bajo nombres de terceros. En lo que respecta a las empresas
petroleras estatales rusas, que participaban conjuntamente con otras empresas
petroleras multinacionales como lo son Chevron, Exxon y Total, fueron
repentinamente aisladas de los mercados de capitales occidentales.
El impacto acumulativo
de esta ola de sanciones de la ofensiva occidental –que ya tiene una década con
estos objetivos– es decir el punto culminante buscado por Estados Unidos y
la Unión Europea era provocar una recesión en Rusia, socavar su moneda (el
rublo se redujo 23% en 2014), aumentar el costo de las importaciones rusas y
causar el mayor daño posible a los consumidores locales.
La industria rusa, que depende de equipos y piezas
extranjeras, así como las empresas petroleras rusas que dependen de la
tecnología importada para efectuar la explotación de pozos de las reservas del
Ártico se vieron afectadas por este embargo-bloqueo y guerra económica llena de
sanciones impuestas por Occidente, todo esto a causa de la «intransigencia
de Putin», quien se niega a doblegarse ante el dictado de
Occidente.
A pesar de los éxitos a corto plazo de la guerra
económica lanzada por Estados Unidos y la Unión Europea contra la economía
rusa, la Administración Putin ha seguido siendo muy popular entre el electorado
ruso, con índices de aprobación superior al 80%.
Las agrupaciones políticas rusas de oposición al
presidente Putin, –es decir los grupos o líderes políticos
pro-occidentales al interior de Rusia– han perdido toda credibilidad y sus
panfletos acaban en la basura y sus discursos también pero en la basura de la
historia.
Sin embargo, la política de sanciones occidentales y la política agresiva, es decir el cerco militar que la OTAN está implementando en las fronteras de Rusia, ha puesto a la luz las vulnerabilidades de Moscú.
Sin embargo, la política de sanciones occidentales y la política agresiva, es decir el cerco militar que la OTAN está implementando en las fronteras de Rusia, ha puesto a la luz las vulnerabilidades de Moscú.
La
vulnerabilidad rusa:
Las limitaciones que Putin enfrenta para proseguir con la restauración de la soberanía de Rusia
Las limitaciones que Putin enfrenta para proseguir con la restauración de la soberanía de Rusia
Después del saqueo de la economía rusa tanto por la
oligarquía moscovita nacional como occidental y la degradación salvaje en la
que se encontraba la sociedad rusa, el presidente Putin emprendió una
estrategia compleja.
En primer lugar, hizo una diferencia entre
oligarcas, aquellos oligarcas que
son «políticos» [o que hacen política para sus propios
intereses] y oligarcas que son «económicos»: en estos últimos
encontró muchos oligarcas ricachones que estaban dispuestos a cooperar con su
gobierno [con el nuevo gobierno de Putin] en la reconstrucción de la economía
rusa, y estaban dispuestos a seguir complacientemente las directivas impuestas
por el presidente Putin y meter la mano al bolsillo para ello.
Estos oligarcas «económicos» comprometidos
con Putin conservaron su enorme poder económico y recibieron muchos
beneficios y ganancias por su contribución a la reconstrucción de la
economía rusa, pero a cambio de esto abdicaron a tener algún poder político. A
todos ellos, Putin permitió que estos oligarcas «económicos» conservaran
sus imperios empresariales dudosamente adquiridos.
Por el contrario, los oligarcas que buscaban el poder político y financiaban a los políticos de la era Yeltsin estuvieron en la mira de la administración Putin –algunos fueron despojados de sus fortunas– y otros fueron procesados por delitos que van desde el lavado de dinero, evasión de impuestos, estafas y transferencia ilegal de fondos en el extranjero, e incluso perseguidos por la justicia por el asesinato de sus rivales.
Por el contrario, los oligarcas que buscaban el poder político y financiaban a los políticos de la era Yeltsin estuvieron en la mira de la administración Putin –algunos fueron despojados de sus fortunas– y otros fueron procesados por delitos que van desde el lavado de dinero, evasión de impuestos, estafas y transferencia ilegal de fondos en el extranjero, e incluso perseguidos por la justicia por el asesinato de sus rivales.
El segundo lugar, la estrategia económica-política
de Putin a principios de su mandato fue la de profundizar la cooperación de
Rusia con los Estados y las economías occidentales, sobre la base de un
intercambio recíproco en los mercados comerciales y no sólo en beneficio de una
parte, porque durante la era Yelsin la apropiación de los recursos rusos fue
acaparada por Occidente. Putin buscaba asegurar una mayor integración
política-militar con Estados Unidos y la Unión Europea para asegurar las
fronteras y zonas de influencia de Rusia.
Con esta finalidad, el
presidente Putin permitió la circulación sobre las rutas del territorio ruso de
los suministros expedidos y destinados para las bases militares de las fuerzas
armadas de Estados Unidos y la Unión Europea que participaban en la invasión y
ocupación de Afganistán. Tampoco se opuso a las sanciones de la Unión Europea y
Estados Unidos contra Irán. Putin tampoco hizo mayor cosa cuando Estados Unidos invadió y
ocupó Irak, a pesar de los estrechos lazos económicos permanentes entre
Moscú y Bagdad. Por otro lado se unió a las 5 potencias que supervisan las
conversaciones de «paz» en Palestina-Israel y se puso por un buen tiempo
del lado de Washington e Israel. Incluso
dio ingenuamente luz verde a los bombardeos de la OTAN en Libia,
suponiendo que sería un asunto limitado, una intervención «humanitaria».
Como resultado de esta colusión [compañerismo]
político y diplomático de Putin con la expansión militar de Washington y de la
OTAN, el comercio de Rusia, la inversión y las finanzas con Occidente
prosperaron. Empresas rusas levantaron préstamos en los mercados de capitales
occidentales; los inversores extranjeros acudieron en masa a la bolsa de
valores de Rusia y multinacionales formaron empresas mixtas con las empresas
rusas. Las principales compañías de petróleo y gas florecieron. La economía
rusa recuperó los niveles de vida de la era soviética; el gasto de los
consumidores aumentó; el desempleo pasó de una cifra de dos dígitos a un solo
dígito; sueldos y salarios atrasados se pagaron y centros de investigación,
universidades, escuelas e instituciones culturales comenzaron a recuperarse.
En el tercer lugar de la estrategia de Putin viene
la recuperación del Estado (renacionalización) del sector energético –petróleo
y gas– un sector importante y estratégico para Moscú. Por compra y recompra
directa de acciones y [de empresas], a través de auditorías financieras y la
confiscación de los activos de los oligarcas mafiosos. Moscú volvió a tomar
nuevamente el control de manera estatal del petróleo y gas ruso, esto fue una
operación realizada con gran éxito. Estos sectores renacionalizado formaron
empresas conjuntas con los gigantes petroleros occidentales y llevaron
cuantiosas exportaciones de petróleo ruso en el transcurso del periodo de alta
demanda mundial. Con el aumento de los precios del petróleo en la década de
Putin, Rusia conoció un aumento de las importaciones impulsada por los
consumidores rusos, importaciones de productos agrícolas, de joyería de lujo y
autos ... Putin consolidó su posición política dentro de Rusia gracias al apoyo
electoral popular y profundizó la «integración» de Rusia en los mercados
occidentales.
La estrategia de expansión y de crecimiento
económico de Putin estaba conectada exclusivamente hacia los mercados
Occidentales, es decir la Unión Europea y Estados Unidos, no miraba
hacia el este: Asia/China, ni tampoco miraba hacia el sur: América Latina.
Con este enfoque inicial del presidente ruso hacia
«Occidente» enfoque táctico y exitoso en un principio, Putin comenzó a
exponer sin querer las vulnerabilidades estratégicas de Rusia.
Las primeras señales evidentes de agresividad
occidental fueron cuando estos lanzaron una campaña de apoyo a los oligarcas
corruptos rusos, es decir una campaña anti-Putin, y los medios de comunicación
comerciales de Occidente comenzaron a demonizar el sistema judicial ruso que
procesaba y condenaba en justicia a un oligarca mafioso y gansteril como lo es Mijaíl Jodorkovski.
La segunda señal de agresividad de Occidente fue el apoyo financiero y político de Estados Unidos y de la Unión Europea a los neoliberales de la era Yeltsin, que comenzaron a competir polticamente contra los candidatos del partido Rusia Unida, el partido de Vladimir Putin... Se hizo evidente que el esfuerzo de Putin para restaurar la soberanía rusa entraba en conflicto con los planes de Occidente que busca mantener a Rusia como un Estado vasallo.
Occidente sigue añorando los años dorados de pillaje desenfrenado y de dominación de la economía rusa de la era Yeltsin y por eso detestan la era Putin, aquella de una Rusia independiente y dinámica, por tal razón tratan de desprestigiar constantemente al presidente de Rusia comparándolo a la extinta Unión Soviética y al KGB.
La segunda señal de agresividad de Occidente fue el apoyo financiero y político de Estados Unidos y de la Unión Europea a los neoliberales de la era Yeltsin, que comenzaron a competir polticamente contra los candidatos del partido Rusia Unida, el partido de Vladimir Putin... Se hizo evidente que el esfuerzo de Putin para restaurar la soberanía rusa entraba en conflicto con los planes de Occidente que busca mantener a Rusia como un Estado vasallo.
Occidente sigue añorando los años dorados de pillaje desenfrenado y de dominación de la economía rusa de la era Yeltsin y por eso detestan la era Putin, aquella de una Rusia independiente y dinámica, por tal razón tratan de desprestigiar constantemente al presidente de Rusia comparándolo a la extinta Unión Soviética y al KGB.
En 2010, Estados Unidos apoyó y empujó a uno de los
presidentes-clientes que controla, el presidente georgiano Saakashvili de
Georgia, para que invadiera militarmente Osetia del Sur, un protectorado
[territorial] de Rusia. Esta fue la primera indicación o señal importante que
la interacción de Putin con Occidente era también contraproducente. Las
fronteras territoriales de Rusia, la de sus aliados y las zonas de influencia
rusas se han transformado en objetivos codiciados por Occidente.
Estados Unidos y la Unión Europea condenaron la respuesta defensiva de
Rusia, incluso después que Moscú retirara sus tropas de Georgia y aplicarle una
buena paliza.
La corta guerra de Rusia contra Georgia fue un ensayo militar de
Occidente, una especie de ensayo bélico de varios disparos y bombas financiada,
aprobada, planificada por Estados Unidos y la Unión Europea; otras
veces estos tipos de intervenciones militares reciben el nombre de «revoluciones de color» y
otras veces de «intervenciones humanitarias»
de la OTAN.
Yugoslavia, país en los Balcanes, fue desmantelada como República Federal por los bombardeos de la OTAN y Ucrania ha experimentado estos últimos tiempos varias «revoluciones de color» para llegar hoy a una sangrienta guerra civil.
Washington y Bruselas han interpretado erróneamente las diversas medidas de conciliación propuestas por el presidente Putin como signos de debilidad de parte de Rusia y se han sentido con las manos libres y el permiso necesario para invadir [controlar] más territorios cerca de la frontera rusa o para derrocar a los gobiernos amigos de Rusia.
Yugoslavia, país en los Balcanes, fue desmantelada como República Federal por los bombardeos de la OTAN y Ucrania ha experimentado estos últimos tiempos varias «revoluciones de color» para llegar hoy a una sangrienta guerra civil.
Washington y Bruselas han interpretado erróneamente las diversas medidas de conciliación propuestas por el presidente Putin como signos de debilidad de parte de Rusia y se han sentido con las manos libres y el permiso necesario para invadir [controlar] más territorios cerca de la frontera rusa o para derrocar a los gobiernos amigos de Rusia.
A mediados de la segunda década del nuevo siglo
XXI, los Estados Unidos y la Unión Europea tomaron una importante decisión
estratégica para debilitar la seguridad de Rusia y su soberanía económica:
tomar el control de Ucrania, expulsar a Rusia de su base naval del Mar Negro en
Crimea y convertir a Ucrania en un puesto de avanzada militar de la OTAN; por
otro lado cortar los vínculos económicos de este de Ucrania [región étnicamete
rusofona] con Rusia — especialmente el mercado estratégico de armamento militar
ruso para con Ucrania.
Este golpe fue financiado por Occidente, mientras que las bandas armadas de extrema derecha y grupos de choque neonazis las proporcionaron los radicales de Ucrania [en colaboración con los servicios secretos occidentales]. La junta [gobernante neofascista] de Kiev organizó una guerra de conquista dirigida para eliminar a los anti-golpistas, a los federalistas, a las fuerzas pro-democracia en la región sureste [y este de Ucrania],en la rica región del Donbas con su mayoría étnica rusa y sus lazos [económicos] con la industria pesada a Rusia.
Este golpe fue financiado por Occidente, mientras que las bandas armadas de extrema derecha y grupos de choque neonazis las proporcionaron los radicales de Ucrania [en colaboración con los servicios secretos occidentales]. La junta [gobernante neofascista] de Kiev organizó una guerra de conquista dirigida para eliminar a los anti-golpistas, a los federalistas, a las fuerzas pro-democracia en la región sureste [y este de Ucrania],en la rica región del Donbas con su mayoría étnica rusa y sus lazos [económicos] con la industria pesada a Rusia.
Cuando Putin reconoce finalmente el grave peligro
para la seguridad nacional de Rusia, su gobierno respondió con la anexión de
Crimea después de un referéndum popular y comenzó a ofrecer corredores y otras
líneas de ayuda y de suministros para los federalistas asediados en el este de
Ucrania que se oponen al régimen [neofascista] de Kiev.
Entonces Occidente comenzó aprovecharse de las vulnerabilidades de la economía rusa, vulnerabilidades que resultan del modelo de desarrollo económico de Putin, e impuso a Moscú una amplia lista de sanciones económicas destinadas a paralizar la economía de Rusia.
Entonces Occidente comenzó aprovecharse de las vulnerabilidades de la economía rusa, vulnerabilidades que resultan del modelo de desarrollo económico de Putin, e impuso a Moscú una amplia lista de sanciones económicas destinadas a paralizar la economía de Rusia.
Las sanciones de
Occidente
y los puntos débiles de Rusia:
Repensar el enfoque estratégico de Putin
y los puntos débiles de Rusia:
Repensar el enfoque estratégico de Putin
La
agresividad militar de Occidente y las sanciones contra Rusia han puesto a la
vista varias vulnerabilidades o puntos débiles de la estrategia económica y
política de Putin.
Estos incluyen:
Estos incluyen:
- Su dependencia exclusiva en los mercados occidentales conducida por los «oligarcas económicos» para promover su estrategia de crecimiento económico de Rusia;
- Su aceptación de la mayoría de las privatizaciones de la era Yeltsin;
- Su decisión de centrarse en el comercio con Occidente, ignorando el mercado de China;
- Su aceptación de adoptar principalmente una estrategia de exportación de gas y petróleo en lugar de desarrollar una economía diversificada;
- Su dependencia hacia sus aliados los oligarcas barones ladrones –sin experiencia real en el desarrollo de la industria, que no cuentan con verdaderas habilidades financieras ni técnicas, con escasa experiencia tecnológica, sin conocimientos en conceptos de marketing –para poder restaurar, renovar, innovar y ejecutar un sector manufacturero de avanzada. A diferencia de los chinos, los oligarcas rusos han sido totalmente dependientes de los mercados occidentales, sea para las finanzas [colocar sus millones en bancos en Occidente], sea para la tecnología y han hecho muy poco para desarrollar el mercado [interior] nacional ruso; nada han hecho para implementar la autofinanciación mediante la reinversión de sus utilidades o mejorar la productividad a través de la tecnología rusa y la investigación. Nada de esto han hecho los oligarcas.
Frente a las sanciones occidentales, el punto más
débil de Putin para poder dar una respuesta contundente curiosamente son
oligarcas-aliados, y este punto débil incapacita a Rusia en la formulación de
una respuesta eficaz a la agresión occidental.
Estos oligarcas-aliados presionan a Putin para que ceda y acepte lo que Washington está exigiendo; al mismo tiempo suplican a los bancos occidentales para que sus cuentas y propiedades estén libres o exentas de las sanciones occidentales. Están desesperados por proteger sus bienes en Londres y Nueva York. En una palabra, están apurados y desesperados por que el presidente Putin llegue rápidamente a un acuerdo con la Junta [neofascista] de Kiev y abandone a los luchadores federalistas rusos-ucranianos que exigen libertad y democracia en el sureste y este de Ucrania. Y presionan a Putin para ello.
Estos oligarcas-aliados presionan a Putin para que ceda y acepte lo que Washington está exigiendo; al mismo tiempo suplican a los bancos occidentales para que sus cuentas y propiedades estén libres o exentas de las sanciones occidentales. Están desesperados por proteger sus bienes en Londres y Nueva York. En una palabra, están apurados y desesperados por que el presidente Putin llegue rápidamente a un acuerdo con la Junta [neofascista] de Kiev y abandone a los luchadores federalistas rusos-ucranianos que exigen libertad y democracia en el sureste y este de Ucrania. Y presionan a Putin para ello.
Esto pone en relieve la contradicción dentro de la
estrategia de Putin de trabajar con los oligarcas «económicos», que
estuvieron de acuerdo desde un principio en no oponerse a Putin en Rusia,
mientras que iban transfiriendo sus riquezas masivamente a los bancos
occidentales, invirtiendo sus millones en bienes raíces de lujo en Londres,
París y Manhattan y creando vínculos, amistades y lealtades [con grupos de
poder] fuera de Rusia.
En efecto, estos «oligarcas económicos»
están hoy en día estrechamente vinculados a los enemigos políticos actuales
de Rusia [los banqueros y otros grupos de poder occidentales que están
lanzando las sanciones económicas contra Rusia actualmente].
Fue un éxito táctico de Putin en un principio el de aprovechar la «ayuda» de los oligarcas en su proyecto de crecimiento a través de la estabilidad pero paradójicamente esto se ha convertido hoy en una debilidad estratégica en la defensa del país contra las represalias económicas occidentales agobiantes.
Fue un éxito táctico de Putin en un principio el de aprovechar la «ayuda» de los oligarcas en su proyecto de crecimiento a través de la estabilidad pero paradójicamente esto se ha convertido hoy en una debilidad estratégica en la defensa del país contra las represalias económicas occidentales agobiantes.
La
decisión de Putin de aceptar las privatizaciones [gángsteres] de la era Yeltsin
proporcionó una cierta estabilidad en el corto plazo, pero también provocó la
huida masiva de capital privado ruso al extranjero en lugar que estos fondos
permanecieran en el país para ser invertidos en proyectos destinados a asegurar
una mayor autosuficiencia.
Hoy en día la capacidad del gobierno ruso para movilizar y convertir su economía en un motor de crecimiento para soportar la presión imperial de las sanciones económicas impuestas abusivamente a Rusia es mucho más débil porque la totalidad de la economía ya no está bajo un mayor control estatal.
Putin pasará por momentos difíciles, tratando de convencer a los propietarios privados de las principales industrias rusas de que deben hacer sacrificios –están demasiado acostumbrados a recibir favores, subvenciones y contratos gubernamentales. Además, como sus contrapartes financieras [socios o asociados] en Occidente hacen presión, apuran los rusos para los pagos de deudas y niegan al mismo tiempo nuevos créditos, las élites privadas rusas amenazan con declararse en quiebra o despedir trabajadores para reducir gastos o simplemente recortar la producción.
Hoy en día la capacidad del gobierno ruso para movilizar y convertir su economía en un motor de crecimiento para soportar la presión imperial de las sanciones económicas impuestas abusivamente a Rusia es mucho más débil porque la totalidad de la economía ya no está bajo un mayor control estatal.
Putin pasará por momentos difíciles, tratando de convencer a los propietarios privados de las principales industrias rusas de que deben hacer sacrificios –están demasiado acostumbrados a recibir favores, subvenciones y contratos gubernamentales. Además, como sus contrapartes financieras [socios o asociados] en Occidente hacen presión, apuran los rusos para los pagos de deudas y niegan al mismo tiempo nuevos créditos, las élites privadas rusas amenazan con declararse en quiebra o despedir trabajadores para reducir gastos o simplemente recortar la producción.
La creciente ola de intervenciones militares
occidentales en las fronteras de Rusia, la larga lista de promesas incumplidas
de Estados Unidos y la Unión Europea sobre la no incorporación de los
países de Europa del Este al bloque militar de la OTAN, el bombardeo y destrucción
de Yugoslavia en la década de los 90, todo esto debió haber demostrado y
servido de ejemplo al presidente Putin para que darse cuenta de que ninguna
cantidad de concesiones unilaterales hechas a favor de Occidente iba
permitir que Rusia fuese aceptada o considerada como un buen socio.
Washington y Bruselas han estado siempre firmes en su estrategia para rodearla militarmente y mantener a Rusia como un Estado-cliente.
Washington y Bruselas han estado siempre firmes en su estrategia para rodearla militarmente y mantener a Rusia como un Estado-cliente.
En lugar de seguir desarrollando exclusivamente
relaciones con Occidente (es decir con el oeste de Europa (esencialmente la
Unión Europea y Estados Unidos) y de ofrecer apoyo indirectamente a las
guerras estadounidenses de la OTAN, Rusia habría estado en una posición mucho
mejor para resistir hoy las sanciones y amenazas militares actuales
si hubiese diversificado y orientado su economía también hacia los
mercados de Asia, especialmente hacia China, con su dinámico crecimiento
económico y la expansión del mercado interno, la capacidad de inversión y la
creciente competencia técnica.
Es evidente que la política exterior de China no ha tenido los mismos problemas que afronta Rusia; China no ha tenido agresiones militares cerca de sus fronteras y los aliados de China tampoco han sido atacados, ni invadidos, ni implicados en guerras, como lo han sido los aliados de Rusia.
A pesar que Rusia ha reaccionado ahora para aumentar los lazos económicos con Asia frente a las crecientes amenazas de la OTAN, una gran cantidad de tiempo y de resultados se han perdido en los últimos 15 años.
Tomará otra década para reorientar la economía rusa, con sus principales industrias todavía controladas en gran parte por los oligarcas mediocres y cleptócratas, vestigios de la época de Yeltsin.
Es evidente que la política exterior de China no ha tenido los mismos problemas que afronta Rusia; China no ha tenido agresiones militares cerca de sus fronteras y los aliados de China tampoco han sido atacados, ni invadidos, ni implicados en guerras, como lo han sido los aliados de Rusia.
A pesar que Rusia ha reaccionado ahora para aumentar los lazos económicos con Asia frente a las crecientes amenazas de la OTAN, una gran cantidad de tiempo y de resultados se han perdido en los últimos 15 años.
Tomará otra década para reorientar la economía rusa, con sus principales industrias todavía controladas en gran parte por los oligarcas mediocres y cleptócratas, vestigios de la época de Yeltsin.
Con el cierre de los mercados occidentales
(europeos de la Unión Europea y de los Estados Unidos principalmente),
Putin ha tenido que “volverse” hacia China y también hacia otros países de Asia
y América Latina para encontrar nuevos mercados y socios económicos.
Pero su estrategia de crecimiento sigue dependiendo sbre todo de las exportaciones de petróleo y gas y hoy la mayor parte de los líderes empresariales de Rusia, managers, ejecutivos-dueños no son verdaderos empresarios emprendedores capaces de desarrollar nuevos productos innovadores y competitivos, de implantar nueva tecnología e insumos de Rusia y la capacidad para identificar nuevos mercados rentables. Esta generación de líderes empresariales rusos no construyó sus imperios o conglomerados económicos del «abajo hacia arriba» –sino que se apoderaron y saquearon los activos del sector público estatal, y su riqueza creció gracias a contratos con el Estado y la protección de este.
Moscú les pide ahora encontrar nuevos mercados alternativos en el extranjero, para innovar, competir y sustituir su dependencia de la maquinaria alemana.
Pero su estrategia de crecimiento sigue dependiendo sbre todo de las exportaciones de petróleo y gas y hoy la mayor parte de los líderes empresariales de Rusia, managers, ejecutivos-dueños no son verdaderos empresarios emprendedores capaces de desarrollar nuevos productos innovadores y competitivos, de implantar nueva tecnología e insumos de Rusia y la capacidad para identificar nuevos mercados rentables. Esta generación de líderes empresariales rusos no construyó sus imperios o conglomerados económicos del «abajo hacia arriba» –sino que se apoderaron y saquearon los activos del sector público estatal, y su riqueza creció gracias a contratos con el Estado y la protección de este.
Moscú les pide ahora encontrar nuevos mercados alternativos en el extranjero, para innovar, competir y sustituir su dependencia de la maquinaria alemana.
La mayor parte de la «casta capitalista industrial» de Rusia no es de
verdaderos empresarios. Son más bien como una banda de compinches
coleccionistas adinerados que no saben qué hacer con sus millones,
orientados y seducidos exclusivamente por Occidente.
Sus orígenes son a menudo el sector mafioso-gansgteríl, como «señores de la guerra», «fuertes en negocios por la fuerza» y que desde un principio supieron muy bien cómo eliminar a sus rivales de los sorteos de bienes públicos y estatales de la década de los años 1990.
Si bien estos oligarcas han tratado de ganar respetabilidad después de consolidar sus imperios económicos gracias a los servicios de agencias de relaciones públicas contratadas para pulir sus imágenes y dotarse de consultores económicos para asesorarles sobre las inversiones, nunca demostraron ninguna capacidad para hacer crecer sus empresas o transformarlas en empresas competitivas.
En vez de ello, se mantuvieron totalmente dependientes del capital, la tecnología y las importaciones provenientes de Occidente y de las subvenciones de la administración de Putin, que ellos controlaban o beneficiaban.
Sus orígenes son a menudo el sector mafioso-gansgteríl, como «señores de la guerra», «fuertes en negocios por la fuerza» y que desde un principio supieron muy bien cómo eliminar a sus rivales de los sorteos de bienes públicos y estatales de la década de los años 1990.
Si bien estos oligarcas han tratado de ganar respetabilidad después de consolidar sus imperios económicos gracias a los servicios de agencias de relaciones públicas contratadas para pulir sus imágenes y dotarse de consultores económicos para asesorarles sobre las inversiones, nunca demostraron ninguna capacidad para hacer crecer sus empresas o transformarlas en empresas competitivas.
En vez de ello, se mantuvieron totalmente dependientes del capital, la tecnología y las importaciones provenientes de Occidente y de las subvenciones de la administración de Putin, que ellos controlaban o beneficiaban.
Los llamados «capitalistas» rentistas rusos
contrastan agudamente con los empresarios públicos y privados chinos dinámicos
–que pidieron prestada la tecnología del extranjero, tomaron eso prestado de
Estados Unidos, Japón, Taiwán y Alemania, adaptando y mejorando la
tecnología y ahora están produciendo equipamiento altamente competitivo y
avanzado. Cuando las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea
entraron en vigor, la industria rusa resultó incapaz de sustituir la
importación extranjera por la producción local y el presidente Putin tuvo que
concertar acuerdos comerciales de importación con China y con otras fuentes
para obtener los insumos que Rusia necesita.
El mayor defecto estratégico en la estrategia
económica de Putin fue su decisión de concentrarse mayoritariamente en
las exportaciones de gas y petróleo hacia el mercado de Occidente como su
«motor de crecimiento». Esto dio lugar a la dependencia rusa de los
altos precios de las exportaciones de materias primas y de productos
energéticos hacia los mercados occidentales. Teniendo eso en la mente,
Estados Unidos y la Unión Europea explotaron la vulnerabilidad de Rusia
favoreciendo la caída del precio del petróleo y su dependencia de la
tecnología occidental para la extracción de petróleo, así como la paralización
de creación de empresas mixtas (rusas con occidentales).
La
política de Putin se ha basado en una visión de integración económica con
Occidente junto con una mayor cooperación de relaciones políticas con las
potencias de la OTAN. Estos proyectos de Putin se han desmoronado ante la
marcha de los acontecimientos:
La cooperación de
Estados Unidos y la Unión Europea fue por su lado táctica y calculadora,
dependiendo de las concesiones asimétricas hechas unilateralmente por
parte de Rusia hacia ellos –especialmente la constante disposición de Rusia a
sacrificar a sus aliados tradicionales en los Balcanes, Oriente Medio, norte de
África y especialmente en el Cáucaso– únicamente para seguir manteniendo buenas
relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea.
En cuanto Rusia comenzó a hacer valer sus propios intereses, Occidente se volvió hostil y se dispuso a empezar una confrontación. Desde que Rusia se opuso al régimen golpista en Kiev, el objetivo principal de Occidente ha sido el derrocamiento de Putin en Rusia.
La ofensiva Occidental en curso contra Rusia actualmente no es una fase pasajera, o algo que se va a terminar pronto, no! Es el comienzo de una prolongada e intensificada confrontación económica y política.
En cuanto Rusia comenzó a hacer valer sus propios intereses, Occidente se volvió hostil y se dispuso a empezar una confrontación. Desde que Rusia se opuso al régimen golpista en Kiev, el objetivo principal de Occidente ha sido el derrocamiento de Putin en Rusia.
La ofensiva Occidental en curso contra Rusia actualmente no es una fase pasajera, o algo que se va a terminar pronto, no! Es el comienzo de una prolongada e intensificada confrontación económica y política.
Aunque Rusia es vulnerable, lo cierto es que
dispone de los medios, de los recursos y de la capacidad para resistir, de
defender y promover su seguridad nacional así como su economía.
¿Qué
se debe hacer?
En primer lugar
y ante todo Rusia debe diversificar su economía; debe industrializar sus
propias materias primas e inyectar grandes inversiones para sustituir
las importaciones occidentales con productos manufacturados locales.
Si bien el intercambio comercial firmado recientemente con China es
un paso positivo, no deben repetirse los mismos errores cometidos con
Occidente, es decir convertirse en un simple proveedor de energía (gas y
petróleo) porque sería repetir el mismo patrón comercial que ha hecho con
Estados Unidos y la Unión Europea.
En segundo lugar,
Rusia debe volver a nacionalizar su sistema bancario, el comercio exterior
y las industrias estratégicas del país, eliminando todas las lealtades
politico-económicas dudosas de cierta clase social, poniendo fin
al comportamiento rentista de la clase actual con graves signos de
disfunción «capitalista» privada. El gobierno de Putin debe pasar de la
era de los oligarcas a la era de los tecnócratas; pasar de la era de pensionistas
a la era de los empresarios (modernos, innovadores y buenos admistradores
creativos); pasar de los especuladores que ganan su dinero en Rusia –pero
lo invierten o lo gastan en Occidente– para crear en
lo adelante empresas co-particitivas entre trabajadores-técnicos e
inversores, en una palabra, debe profundizar el carácter nacional, público, y
productivo de la economía.
Sobre los
oligarcas que permanecen en Rusia, no podemos creer que sus simples
declararaciones de lealtad hacia la administración del presidente Putin
bastan para verlos como verdaderos y legítimos agentes económicos de los
intereses rusos en el apís. Por lo general, los oligarcas han dejado
de invertir en Rusia, transfirieron su riqueza y con ello han puesto en
tela de juicio la autoridad legítima del Estado ruso en el extranjero, bajo la
presión de las sanciones económicas occidentales.
Rusia necesita una nueva
revolución económica y política –en la que el gobierno reconoce a Occidente
como una grave amenaza imperial y pueda apoyarse sobre una clase obrera rusa
organizada y capacitada, no en una banda de dudosos oligarcas.
La administración de Putin demostró tener la
capacidad para sacar a Rusia del abismo donde se estaba sumergida en los años
1990 y ha sabido también inculcar la dignidad y la autoestima entre los
rusos, tanto al interior del país como en el extranjero. También se ha
enfrentado inteligentemente a la agresión de Occidente en Ucrania. A la
luz de estos hechos, el presidente Putin tienen todo el interés de avanzar
y comenzar a desmantelar el Estado cleptómano que todavía subsiste de
la era Yeltsin en la economía rusa y debe comenzar a reindustrializar,
diversificar y desarrollar la economía nacional rusa, con alta tecnología para
gozar de una economía diversificada.
Pero sobre todo Rusia necesita crear nuevas formas democráticas populares de democracia para sustentar la transición a un Estado seguro, antiimperialista y soberano.
El presidente Putin cuenta con el respaldo de la gran mayoría del pueblo ruso; Putin cuenta con extraordinarios científicos y profesionales; Putin tiene aliados en China y entre los países del movimiento de los BRICS; y sobre todo, Putin tiene la voluntad y cuenta con el poder, con la bendición de la población [y la aprobación ética y moral] de «hacer lo correcto».
Pero sobre todo Rusia necesita crear nuevas formas democráticas populares de democracia para sustentar la transición a un Estado seguro, antiimperialista y soberano.
El presidente Putin cuenta con el respaldo de la gran mayoría del pueblo ruso; Putin cuenta con extraordinarios científicos y profesionales; Putin tiene aliados en China y entre los países del movimiento de los BRICS; y sobre todo, Putin tiene la voluntad y cuenta con el poder, con la bendición de la población [y la aprobación ética y moral] de «hacer lo correcto».
La pregunta sigue siendo si Putin tendrá éxito en
esta nueva misión histórica, o si, por miedo o indecisión, Putin capitularía
ante las amenazas agresivas de un Occidente decadente y peligroso.
Traducido del inglés al castellano por la Red
Voltaire.
Fuente: Red Voltaire.
Fuente: Red Voltaire.
[1] Think-tanks es el nombre que recibe en
inglés lo que podría calificarse como siendo un centro, instituto o institución
que se dedica a difundir en la sociedad civil —de manera disimulada— una
propaganda ideológica (generalmente con un objetivo político) bajo forma de
divulgación de ideas o pensamientos constructivos, necesarios e innovadores,
útiles para el ciudadano común y corriente, para los estudiantes, los líderes
del país, los intelectuales y otras instancias dirigentes o gobernantes de una
nación. Los think-tanks operan frecuentemente bajo cobertura de ser
centros o fundaciones de investigación independientes, pero en su mayoría están
ligados a grupos de poder o lobbys que incluso son ramificaciones de
super-estructuras conectadas a multinacionales, agencias de espionaje o países
con objetivos imperialistas de dominación, quiénes finalmente son los que
financian y comandan estos think-tanks. La misión de los think-tanks
es pues la de inculcar e imponer en una población dada, una forma de pensar,
hacer aceptar los valores e ideas que los grupos dominantes quieren imponer de
acuerdo a sus intereses (económicos-políticos), haciéndolo de manera discreta,
sin que sea apercibido quien está detrás de todo esto. Por esa razón los think-tanks
tienen los medios financieros para reclutar personalidades, artistas,
prestigiosos intelectuales (muchas veces vendidos) para que trabajen para ellos
y propaguen las ideas o creencias de los think-tanks quieren imponer,
poniendo en su mira de conquista especialmente a las personas que tienen el
poder de decisión en una sociedad, en un gobierno. La palabra think-tank
viene del inglés, think significa pensar, tank quiere decir
tanque.
[2] Ver: «La Fundación
Carnegie para la paz internacional»Artículos relacionados:
"Sino hubiera ocurrido lo de Ucrania, habrían inventado una razón para sancionar aRusia"
Rusiay Unasur estudian firmar un memorando de cooperación
LaCámara de Representantes de EE.UU. aprueba una resolución contra Rusia
Ucrania:¿comenzará aquí (ahora) la Tercera Guerra Mundial? Las señales
No hay comentarios:
Publicar un comentario
REGLAS BÁSICAS PARA COMENTAR/MODERAR:
TEMÁTICA: El comentario debe estar relacionado con el post. (De este modo, evitamos los comentarios off topic que no aportan al tema de debate)
RESPETO: Se admiten las críticas constructivas. Y no se permiten comentarios que falten al respeto. (Ni del autor, ni de la página, ni al resto de comentaristas)
AUTO-BOMBO: No se admiten comentarios publicitarios o promocionales de páginas web, productos ni servicios.