Colombia asesinó a líderes de las
FARC con ayuda clandestina de la CIA
El Washington
Post saca a la luz un programa encubierto en países con cárteles de droga
Por lo menos
han abatido a 24 jefes rebeldes; en una de las misiones fue ultimado Raúl Reyes
El apoyo de
inteligencia de EU a México es el más grande fuera de Afganistán, indica el
diari
Elementos del batallón de Alta Montaña en
el páramo de Sumapaz, en Cundinamarca, hace unos días
Un programa encubierto de la Agencia
Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) ayudó a militares
colombianos a asesinar a líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) durante los años recientes, en un programa de asistencia
clandestina que también incluyó espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA) y fuerzas especiales estadunidenses, con autorización de, primero, el
presidente George W. Bush a principios de este siglo y continuada en la
presidencia de Barack Obama, según reporta el Washington Post.
El programa
en Colombia es parte de un número selecto de iniciativas de inteligencia de
Estados Unidos hasta ahora desconocidas por la opinión pública, ubicadas en
países donde cárteles de la droga han generado inestabilidad, incluido México,
reporta el rotativo. De hecho, la asistencia de inteligencia estadunidense a
México es la más grande fuera de Afganistán, algo reportado anteriormente por
el Post.
En su extenso reportaje de
investigación basado en entrevistas con más de 30 oficiales activos y jubilados
de Estados Unidos y Colombia, la periodista Dana Priest, del Washington Post,
informa que el amplio programa clandestino, y hasta ahora desconocido, se
financia con un presupuesto secreto que no es parte del Plan Colombia y otorga
dos servicios claves en la guerra contra las FARC y el Ejército de Liberación
Nacional: inteligencia en tiempo real para
ubicar y cazar a líderes rebeldes y, desde 2006, un arma efectiva para
matarlos: una tecnología de GPS que convierte
una bomba de gravedad de 500 libras en una bomba inteligente guiada con gran
precisión para matar a un individuo si se saben las coordenadas de su
ubicación, sin importar que esté en la selva.
En las nuevas misiones coordinadas
por la CIA empleando inteligencia de la NSA, la nueva arma secreta y unidades
colombianas capacitadas por fuerzas especiales estadunidenses, se logró matar a
por lo menos 24 líderes rebeldes.
Una de estas
misiones fue la que resultó en la muerte de Raúl Reyes, considerado el número
dos en la jerarquía suprema de las FARC, en marzo de 2008, en territorio
ecuatoriano junto a la frontera con Colombia. Aunque el avión colombiano se
mantuvo sobre su espacio aéreo nacional, la bomba inteligente que lanzó cruzó
la frontera. La justificación empleada fue el derecho de la autodefensa
de Colombia ante fuerzas terroristas, estén donde estén; la misma que emplea la
CIA para las misiones con drones contra fuerzas terroristas en países como
Pakistán y Yemen. Sin embargo, el ataque detonó una crisis diplomática entre
Colombia y Ecuador, y aliados como Venezuela y Nicaragua.
El papel
estadunidense se fue ampliando durante la primera parte del gobierno de Bush
vía el Plan Colombia, y para 2003 la presencia de Estados Unidos incluía 40
agencias y 4 mil 500 personas, entre ellos contratistas, todos trabajando desde
la embajada de ese país en Bogotá, entonces la más grande del mundo hasta
mediados de 2004, cuando le ganó la sede diplomática en Afganistán.
Al llegar Bush a la Casa Blanca, ya
había dos directrices ejecutivas existentes - autorizaciones necesarias para el
empleo de acciones encubiertas estadunidenses en el extranjero - una que
permitía a la CIA operar contra organizaciones terroristas internacionales, y
otra para acciones contra narcotraficantes internacionales. La
directriz antinarcóticos había permitido a la CIA y a una unidad técnica del
Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC, por sus siglas en inglés)
otorgar apoyo en la persecución del capo Pablo Escobar, muerto hace justo 20
años, y también permitió operaciones apoyadas por la CIA en Bolivia y Perú.
En el caso de Colombia, la CIA no
puede participar directamente en operaciones, y tampoco militares
estadunidenses, por medidas promovidas por el Capitolio. Según el Post, la iniciativa encubierta contra las FARC se inició en febrero de
2003. La
CIA realizó un operativo (hoy día aún encubierto, y por tanto el Post no
divulga su nombre) que estableció una Célula de Fusión de Inteligencia en la
embajada estadunidense, desde donde se realizan las operaciones de ubicación y
rastreo de movimientos de las FARC, ayudado con la intervención de
comunicaciones por la NSA.
A la vez,
comandos de JSOC iniciaron sesiones de capacitación con las fuerzas
colombianas. A partir de ahí, el programa se enfocó en el liderazgo de las
FARC, justo lo mismo que habían hecho la CIA y JSOC al otro lado del mundo
contra Al Qaeda. Sin embargo, en un principio no hubo grandes resultados en términos de
aniquilar el liderazgo, hasta 2006, cuando un coronel estadunidense, al evaluar
la situación, tuvo la idea de armar las bombas inteligentes con una tecnología
simple y no tan costosa.
Después de buscar el tipo de avión
que se prestaba para esto, decidieron por los viejos Cessna A-37 Dragonfly,
desarrollados primero por fuerzas especiales estadunidenses para uso en Vietnam
y después empleados en la guerra civil de El Salvador.
Pero surgió un problema para los
estadunidenses: la justificación legal de lo que en esencia era un asesinato
con un arma precisa contra un individuo, lo cual está prohibido por la ley
estadunidense. Lo resolvieron empleando la misma justificación que habían usado
para el asesinato de líderes de Al Qaeda. El nuevo
programa apuntó hacia su primera víctima: Tomás Medina Caracas, también
conocido como Negro Acacio, abatido en septiembre de 2007. Siguieron por lo
menos 23 más. Las misiones contaron con el apoyo clave de inteligencia de la
NSA y en algunos casos, la presencia física de tropas de JSOC.
Hoy día, después de diezmar el
liderazgo más alto de las FARC, los militares colombianos, con asistencia de la
CIA y otras agencias, parecen estar atacando ahora a niveles medios de los
rebeldes. Pero sólo matar no es suficiente,
según expertos de contrainsurgencia, ya que es el caos y la disfunción que provoca
matar al liderazgo lo que importa, reporta el Post. Según un alto funcionario
del Pentágono, las operaciones aéreas de este tipo han puesto boca arriba a la
organización de las FARC.
Según el gobierno colombiano, las
negociaciones en Cuba con las FARC son el resultado de una campaña militar
exitosa. A la vez, continúa la ofensiva contra los rebeldes.
Fuente:
La Jornada
No hay comentarios:
Publicar un comentario
REGLAS BÁSICAS PARA COMENTAR/MODERAR:
TEMÁTICA: El comentario debe estar relacionado con el post. (De este modo, evitamos los comentarios off topic que no aportan al tema de debate)
RESPETO: Se admiten las críticas constructivas. Y no se permiten comentarios que falten al respeto. (Ni del autor, ni de la página, ni al resto de comentaristas)
AUTO-BOMBO: No se admiten comentarios publicitarios o promocionales de páginas web, productos ni servicios.