El intento de los
neoconservadores estadounidenses de revisar la historia de la 2ª Guerra Mundial
por Wayne Madsen
Desde el derrumbe de la Unión
Soviética, Estados Unidos viene poniendo en el poder a sus viejos colaboradores
nazis en el este de Europa. Al cuestionar el papel de la URSS en la 2ª Guerra
Mundial, Washington está tratando de despojar a la actual Federación Rusa de su
mito nacional. Estados Unidos pretende así alcanzar 2 objetivos: destruir la
zona de influencia de Rusia y acabar a la vez con la identidad rusa. Para
lograrlo tendrá que reescribir la Historia y rehabilitar el nazismo.
Los eslóganes de la novela «1984», de George Orwell:
“La guerra es paz”, “La ignorancia es fuerza”, “La libertad es esclavitud”.
Después del derrumbe de la
Unión Soviética, el ex presidente de Estados Unidos y antiguo combatiente de la
guerra fría Richard Nixon dedicó sus últimos años de vida a velar porque Rusia
ocupara su lugar en la comunidad internacional. Nixon aconsejó al entonces
presidente Bill Clinton sobre la manera correcta de tratar con la Federación
Rusa, reconocida internacionalmente como el Estado sucesor de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Algo que Nixon nunca habría tolerado es la
tendencia conservadora a negar el importante papel que Rusia desempeñó
en la Segunda Mundial –Guerra lo que los rusos llaman «La Gran Guerra Patria»– y en la
victoria de los Aliados contra la Alemania nazi. Los actuales dirigentes
de Estados Unidos y sus compinches en Gran Bretaña, en el este de Europa y en
otros países incluso serían llamados a capítulo por Nixon por haberse negado a
participar en la ceremonia anual del 9 de mayo, o «Día de la Victoria», en Moscú.
Nixon, quien criticó a la
administración de George H. W. Bush por la ayuda patéticamente inadecuada que
se destinó a Rusia después del derrumbe de la Unión Soviética, tendría poco
tiempo que perder con los círculos políticos estadounidenses que hoy pretenden
desgastar a Rusia y ponerla de rodillas.
Entre quienes ejercen
presión a favor de un endurecimiento de las sanciones contra Rusia e ignoran su
significativo papel en la victoria de la Segunda Guerra Mundial se hallan los
hijos e hijas de los emigrados fascistas y nazis provenientes del este de
Europa que llegaron a Estados Unidos en los años posteriores a la
guerra, en su mayoría gracias a la «Operación Paperclip» de la CIA [1], huyendo de los juicios a los que pendían sobre
sus cabezas por haber apoyado la causa nazi en sus países de origen.
Aquellos emigrados participaron en la formación de
diversos grupos de extrema derecha que giraban alrededor de las «Naciones Cautivas», organización
estimulada por la administración Eisenhower y las posteriores administraciones
estadounidenses. De aquella constelación de organizaciones fascistas
surgieron el sionista ucranio-estadounidense Lev Dobriansky y su hija Paula
Dobriansky, ex responsable en el Departamento de Estado durante la
administración de George Bush hijo, así como el ex colaborador de la Gestapo en
Hungría, Gyorgy Schwartz, quien más tarde se cambió el nombre y pasó a llamarse George Soros [2]. Los descendientes de aquellos inmigrados figuran
actualmente en los gobiernos de todo el centro y el este de Europa.
Los grupos que gravitan
alrededor de aquellos emigrados a Estados Unidos, como la Fundación Heritage [3], el American Enterprise Institute (AEI)
[4] y la
Brookings Institution [5], así
como Human Rights Watch, fundada por
George Soros, trabajan a favor de que se reescriba la historia de la Segunda
Guerra Mundial. Al parecer, muchos de esos grupos neoconservadores e
históricamente revisionistas preferirían que, en vez de reconocer la victoria
de la Unión Soviética sobre el fascismo, se conmemorasen con tristeza las
derrotas de los regímenes títeres de los nazis en los países bálticos, así como
en Ucrania, Bielorrusia y Moldavia.
Así que las marionetas
de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en diversos países
del centro y del este de Europa están inmersas en una guerra propagandística
contra Rusia para reducir al mínimo la participación internacional en la
celebración del 9 de mayo en Moscú.
En el marco de esta guerra
propagandística, el jefe de la inteligencia militar checa, general Andor
Sandor, retirado desde 2002, afirmó recientemente que los rusos practican el
espionaje a gran escala en Praga. El objetivo de esta historia es presionar al
presidente checo Milos Zeman, quien había expresado públicamente su intención
de ignorar un supuesto consenso de la OTAN para boicotear las celebraciones
rusas del 9 de mayo. Mientras tanto, la oposición checa anunció que tratará de
lograr que el parlamento retire el financiamiento al viaje del presidente a
Moscú. Praga constituye un punto sensible en las relaciones de Rusia con
Occidente. La República Checa sigue negándose a
autorizar la apertura de bases de la OTAN en su territorio, aunque Praga sigue
albergando actividades anti-rusas como las transmisiones de Radio Free Europe/Radio
Liberty y el trabajo de diversas ONGs financiadas por George Soros.
Los interlocutores de Soros en el Parlamento Europeo también están presionando
al presidente serbio Tomislav Nikolic para que anule sus planes de ir a Moscú y
el medio de presión que han encontrado es poner en la balanza el pedido de
adhesión de Serbia a la Unión Europea.
Tres ex embajadores
estadounidenses en Ucrania –Steven Pifer, John Herbst y William Taylor– han
exhortado abiertamente a dirigentes europeos, como el primer ministro británico
David Cameron, el presidente francés Francois Hollande y la canciller alemana
Angela Merkel –esta última debía salir el 10 de mayo para Moscú para depositar
allí una ofrenda floral en el marco de una ceremonia oficial– a asistir a una
celebración del «Día de la Victoria» en Kiev. Y estos últimos dirigentes europeos han decidido boicotear la ceremonia del
9 de mayo y el desfile militar en Moscú. Los 3 embajadores lacayos
incluso escribieron en el diario estadounidense Los Angeles Times que «aunque los
presidentes Clinton y George W. Bush fueron a Moscú en 1995 y en 2005, el
presidente Barack Obama no celebrará el acontecimiento en Moscú sino en Kiev»
[6]. Los embajadores se niegan a reconocer
que si los dirigentes occidentales hacen esa celebración en Kiev, lo harán
junto a todo tipo de neonazis y paleonazis, incluyendo a verdaderos partidarios
de Adolf Hitler y del jefe nazi y miembro de la Waffen SS Stepan Bandera.
Los 3 embajadores
estadounidenses Pifer, Herbst y Taylor están lejos de ser los únicos en lanzar
llamados a conmemorar el sacrificio de 27 millones de soviéticos durante la
Segunda Guerra Mundial en una ciudad donde los neonazis y mercenarios skinheads
de toda Europa tienen en sus manos el poder político y militar. Pifer
trabaja para la Brookings Institution, un importante centro de la agitación y
propaganda anti-rusa, mientras que Herbst era un intermediario militante a
favor del respaldo de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID,
siglas en inglés), de la CIA y de los grandes medios de comunicación a favor de
la revolución naranja de Kiev. Taylor, como coordinador-jefe de la ayuda
gubernamental estadounidense a la ex Unión Soviética y al este de Europa,
trabajó estrechamente con la organización de Soros y con la National Endowment for Democracy (NED) [7]
recogiendo
fondos para grupos proestadounidenses de extrema derecha en la región.
Mientras que Obama y sus amigos
no estarán en Moscú, el primer ministro griego Alexis Tsipras, quien ha exigido
de Alemania el pago de compensaciones de guerra para su país, hará caso omiso
del boicot de la OTAN y se unirá a Zeman para asistir a la ceremonia
conmemorativa organizada en la Plaza Roja. Es posible
que los dirigentes de Islandia, Noruega, de los Países Bajos, Eslovaquia y
Hungría también decidan romper filas y separarse de los demás miembros de la
OTAN volando a Moscú para participar en la ceremonia del 9 de mayo.
En lo que puede ser considerado como una bofetada
diplomática para el régimen de Kiev y sus padrinos occidentales, los dirigentes
de las Repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania,
estarán presentes en la Plaza Roja, junto a los dirigentes de otros 30 países,
como China, la India, Serbia, Macedonia, Bosnia Herzegovina, Montenegro, Egipto
y Sudáfrica, en una situación que confiere a su estatus un reconocimiento de
facto.
Además, también estarán presentes los dirigentes de las Repúblicas de Osetia
del Sur y de Abjasia, lo cual constituye una derrota diplomática para las
autoridades de Georgia, que ven esas dos repúblicas como parte del Estado
georgiano.
Al mismo tiempo,
mientras ellos llaman a boicotear la celebración del Día de la Victoria en
Moscú, los dirigentes de los países bálticos acogerán en sus
capitales diversas conmemoraciones nazis.
La presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaitė,
graduada de la Foreign Service School de la Universidad de Georgetown en
Washington, uno de los terrenos de reclutamiento preferidos de la CIA, no tiene
ninguna intención de impedir las ceremonias anuales ante la tumba del títere
nazi lituaniano y constructor de campos de concentración Juozas Ambrazevicius
Brazaitis, cuyos restos fueron repatriados hace algunos años a Lituania desde
Connecticut (Estados Unidos), antes de ser inhumado nuevamente en Kaunas, con
honores militares.
El presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves,
ex jefe del buró local de Radio Free Europe, financiada por la CIA, respaldó en
2007 la decisión del gobierno de Estonia de desplazar una estatua erigida en
homenaje a la victoria soviética desde Tallin hacia una base militar en la
periferia de la ciudad, donde ahora se encuentra muy cerca del centro de
ciberguerra de la OTAN.
Mientras los dirigentes de Letonia se unían a
sus colegas bálticos en la competencia por el boicot contra la ceremonia de
Moscú, veteranos y partidarios de la Legión Letona, división de la Waffen SS
durante la Segunda Guerra Mundial, desfilaban orgullosamente por las calles de
Riga durante una ceremonia que organizan cada año, desde 1991 [8]. El presidente letón Andris Berzins no ha hecho nada en
respuesta a la ceremonia nazi en Letonia, pero sí dice que le parece abominable
que un dirigente occidental reconozca el papel de Rusia celebrando el día de la
victoria contra Hitler. El propio Berzins fue durante mucho tiempo socio
del Stockholms Enskilda Bank, propiedad de la familia sueca Wallenberg, acusada
de colaboración con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual
le valió figurar en la lista de embargos del gobierno estadounidense.
El presidente del Consejo
Europeo, Donald Tusk, y el presidente de Polonia, Bronislaw Komorowski, se
unieron a sus socios bálticos en el esfuerzo por revisar el papel de Rusia en
la historia de la Segunda Guerra Mundial. El ministro polaco de Relaciones
Exteriores Grzegorz Schetyna incluso quiso reescribir la historia afirmando que
Ucrania liberó el campo de concentración de Auschwitz. El ministro ruso de
Relaciones Exteriores respondió señalando que «todo
el mundo sabe que Auschwitz fue liberado por el Ejército Rojo, en el que todas
las nacionalidades sirvieron heroicamente» y agregó que Polonia «distorsiona» la historia.
Tratar
de imponer una parodia de la Historia. Eso es lo que hacen los dirigentes de la
OTAN cuando presionan a los dirigentes de otros países –desde Corea del Sur y
Japón hasta Bulgaria y Austria– para que no envíen representantes oficiales a
la celebración de Moscú.
Esta maniobra recuerda el
boicot contra los Juegos Olímpicos organizados en Moscú, en 1980, una acción
encabezada por Estados Unidos y totalmente infantil en materia de diplomacia
que a la larga hizo más daño al movimiento olímpico internacional que a la
URSS.
Fuente
Strategic Culture
Foundation (Rusia)
[1] «"Operación Paperclip": de
los V2 a la Luna», Red Voltaire, 7 de enero de
2005.[2] «George Soros, especulador y filántropo», Red Voltaire, 3 de febrero de 2004.
[3] «La Fundación Heritage: pensamiento “listo para servir”», Red Voltaire, 27 de febrero de 2005.
[4] «El Instituto Norteamericano de la Empresa», Red Voltaire, 13 de marzo de 2005.
[5] «La Brookings Institution, think tank de buenos sentimientos», Red Voltaire, 2 de febrero de 2005.
[6] “Kiev, not Moscow, should be the choice for marking V-E Day”, Steven Pifer, John Herbst & William Taylor, Los Angeles Times, 16 de marzo de 2015.
[7] «La NED, vitrina legal de la CIA», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.
[8] «La presidenta de la Letonia rehabilita el nazismo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de marzo de 2005.
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