El wi-fi
perjudica la salud?
Mi colaboración como experto en la elaboración de este artículo de La
Vanguardia.com sobre los efectos y precauciones sobre el uso del wi-fi, se basa
en experimentos, mediciones y experiencias compartidas de personas en las
cuales sea dicho de paso les afectan más a unas que a otras, y que esto pone en
evidencia unas redes, que funcionan a 2,4Ghz igual que el microondas unas
sirven para enviar datos y otras para cocer alimentos……., las nuevas están en
3,5 Ghz y en colegios y centros comerciales hasta 5,1Ghz, y hay a cientos de
redes wifi, privadas y públicas, con las evidencias y estudios, se tendría como
mínimo regular, muchos dicen que menos peligro que el teléfono móvil,
porque están separadas del cuerpo ( la emisión de radiaciones) no hay que
tener peligro, bueno esto no es así, porque si miramos las frecuencias
antes comentadas nada tienen que ver con las del teléfono móvil, y inalámbricos
DECT. que funcionan a unas frecuencias inferiores, que a más frecuencia menor
es la dificultad de penetración en el cuerpo. y el peligro del wi-fi reside en
su asiduidad, tablets y teléfonos inteligentes, sobre todo en cercanía
en nuestras partes pudientes, y la especial manera de dejarla conectada al wi-fi
sin saberlo para los más pequeños, de todas formas, la polémica está
servida.
Los expertos reclaman
extremar las precauciones con esta tecnología y restringir su uso en las
escuelas y espacios públicos.
RAQUEL QUELART
Los dispositivos inalámbricos -teléfonos
móviles, ordenadores portátiles y tabletas- se han vuelto tan omnipresentes que
sería difícil imaginarse la vida sin ellos. Si bien es cierto que estos
aparatos han revolucionado la manera de comunicarnos, también crean campos
electromagnéticos –radiaciones no ionizantes- que, cuando se emiten en
niveles suficientes, pueden calentar los tejidos biológicos, según se desprende
de varios estudios y reconoce la propia Unión Europea (UE). Diversos
especialistas y algunas asociaciones ciudadanas han empezado a exigir más
precaución con el uso del wi-fi y las nuevas tecnologías,
especialmente en espacios públicos, como escuelas y hospitales.
Aumento de las
radiaciones en el colegio
La implementación del Programa Escuela 2.0, cuyo
objetivo era sustituir el libro por el portátil y extender el acceso a internet
en los centros educativos en cuatro años a partir de 2009, motivó a algunos
padres a crear la Plataforma escuelas sin wi-fi. Pero cuando el PP llegó al
poder, abortó este plan alegando falta de presupuesto y cada comunidad autónoma
elaboró su propia estrategia para implementar las nuevas tecnologías en las
aulas. La asociación decidió entonces centrar su actuación a nivel autonómico
impartiendo cursos en escuelas donde informan del riesgo de contaminación
electromagnética.
Aunque muchas escuelas se han quedado fuera del
programa, las clases con portátil continúan impartiéndose en miles de centros
educativos del país. Por ejemplo, en Catalunya hay más de 2.200 centros
adheridos al eduCat 2.0, un programa menos ambicioso que el conocido 1×1 –un
portátil por alumno -, pero que también persigue el objetivo de digitalizar las
aulas.
La fundación Vivo Sano calcula que un niño escolarizado entre los 3
y 16 años pasará más de 10.000 horas recibiendo probablemente las radiaciones
electromagnéticas procedentes de dispositivos sin hilos. Alfredo Suárez,
director de la fundación y miembro de la Plataforma escuelas sin wi-fi,
comenta que un niño que asista a uno de estos centros, si tiene el router al
lado o está obligado a utilizar portátil, “no tiene más remedio que verse
sometido a esas radiaciones”. No obstante, reconoce que no se puede prescindir
de las ventajas que brindan las nuevas tecnologías y aboga por hacer un “uso
racional” de estas.
La suma de dispositivos, lo que más preocupa
“Una red wi-fi o un portátil no
supone ningún problema, sino un montón funcionando a la vez”, opina Joan Carles
López, experto en Geobiología y radiaciones del hábitat. Recuerda que los
aparatos inalámbricos –ordenadores y teléfonos móviles- también se convierten
en emisores de ondas electromagnéticas. La cuestión ha llevado a la Generalitat
de Catalunya a elaborar un informe sobre los niveles electromagnéticos en las
aulas de las escuelas e institutos públicos. Las mediciones que se han llevado
a cabo hasta el momento “han dado muy por debajo del límite establecido”,
señalan fuentes del Departament d’Ensenyament.
“La normativa es muy permisiva”, lamenta López. La
Comisión Europea detalla algunas recomendaciones sobre
la materia, pero son los Estados miembros los responsables de proteger a sus
ciudadanos de los efectos potenciales de los campos electromagnéticos. Para
López no se trata de resistirse a usar las nuevas tecnologías, sino de
utilizarlas con “sentido común”. Explica que en el 80% de las casas que visita
“hay más radiaciones que en la calle”, por eso pide que la gente tome
“conciencia” y haga “higiene eléctrica”.
La UE cuenta con un marco regulador vigente que
limita la potencia emitida por dispositivos de telecomunicaciones móviles. Fabricantes
y operadores de equipos de telecomunicaciones inalámbricas en la UE deben
cumplir la Directiva 1999/5/CE (1), que establece un marco reglamentario para
la puesta en el mercado, de libre circulación y la puesta en servicio en la UE
de los equipos de radio y terminales de telecomunicaciones. Esta directiva
incluye requisitos esenciales en materia de protección de la salud y la
seguridad de los usuarios y el público.
Las
conclusiones de los estudios
Pero, ¿realmente hay fundamento para afirmar que los dispositivos inalámbricos
son perjudiciales para la salud humana? En su página web la Organización Mundial de la Salud (OMS)
sostiene que la principal consecuencia de la interacción entre la energía
radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos. En el
caso de las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, la mayor parte de
la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que
el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es
insignificante.
¿Y qué ocurre con las redes
wi-fi? “La exposición del cerebro al teléfono móvil, como
lo utilizamos más cerca de la cabeza, es mucho más alta que la de un router
wi-fi o un portátil”, argumenta Elisabeth Cardis, responsable de radiaciones
del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (CREAL), que ha participado en
los estudios Interphone y Mobi-kids sobre
el uso de celulares y el riesgo de sufrir cáncer de cabeza y cuello. “La
exposición a las radiaciones del wi-fi es más elevada por el ordenador que por
el router”, y arguye: “Pero el portátil no lo utilizas al lado de la cabeza,
sino a un metro o 60 centímetros del cuerpo”, por lo que “si la fuente de
radiofrecuencia no está pegada a la cabeza, el nivel de exposición es muy
bajo”.
En este sentido, uno de los estudios
epidemiológicos de mayor envergadura que se han realizado sobre la materia,
Interphone, donde participaron 13 países, no reveló un aumento del riesgo de
dos tipos de tumores -glioma y meningioma- con el uso del teléfono móvil a lo
largo de un periodo superior a los 10 años. Sin embargo, se encontraron ciertos
indicios de un aumento del riesgo de glioma en las personas con más horas
acumuladas de uso del celular. Cardis, investigadora principal del estudio,
indica que tampoco es descartable que “hubiera sesgos” en la investigación
puesto que la gente que padece un cáncer se suele preguntar cuál ha sido la
causa y puede atribuir fácilmente su enfermedad al móvil.
Por otro lado, los pacientes que participaron en el
estudio empezaron a hacer uso de la telefonía móvil a una edad más tardía que
los jóvenes de hoy en día, ya que un cáncer o tumor puede tardar años en
manifestarse. Por este motivo la OMS considera que se deben ahondar las
investigaciones en estos grupos de población. En estos momentos, se están
llevando a cabo diversos estudios que investigan los posibles efectos sobre la
salud de niños y adolescentes.
El resultado de investigaciones como esta ha
llevado a la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer
(IARC), integrada en la Organización Mundial de la Salud (OMS), a clasificar la
radiofrecuencia EMF (RF) asociada al uso de teléfonos móviles como posible carcinógeno para
los humanos (Grupo 2B). Las incógnitas que existen en torno a los efectos sobre
el cuerpo humano que puede tener una exposición prolongada a dispositivos
inalámbricos motiva a los expertos a recomendar tomar algunas medidas de
precaución, que se detallan a continuación:
- Alejar el teléfono de la cabeza,
hablar con el manos libres o mandar mensajes de texto contribuye a minimizar la
exposición a las radiaciones.
- Colocar el punto de acceso wi-fi por
lo menos a un metro de lugares donde las personas suelen permanecer por más
tiempo, como camas, mesas, sofás o zonas de juegos.
- La transferencia de grandes archivos
de datos o streaming multimedia sólo debe realizarse cuando la
conexión establecida entre el dispositivo portátil y el punto de acceso en una
habitación es de buena calidad para evitar retransmisiones, que conducen a los
ciclos de trabajo más altos y las exposiciones más altas.
- Es aconsejable que los consumidores
adopten el uso de equipos terminales que implementan protocolos de
telecomunicaciones con control de potencia. Cuando estos están disponibles, por
ejemplo, ECO DECT en lugar de DECT.
- En los lugares donde se usa
una conexión Wi-Fi con frecuencia la cobertura debe ser lo
suficientemente buena.
- Los puntos de acceso deben estar
apagados cuando no estén en uso, porque, incluso cuando no se utiliza la
conexión wi-fi, el aparato envía señales de baliza sobre cada 102 metros.
- En espacios públicos es preferible
instalar una sola red Wi-fi que de cobertura a todos los equipos o volver al
antiguo sistema de internet por cable.
Móvil y wi-fi, ¿qué emite más radiaciones?
El estudio Seawind, financiado por la UE, concluye que el principal
factor de preocupación por la exposición a radiaciones es el uso de
móviles en modo de voz con el dispositivo cerca de la cabeza. Y añade que la
utilización de un soporte o manos libres provoca altas exposiciones similares
de las regiones del cuerpo que están cerca del teléfono. En cuanto al wi-fi,
concluye que los niveles de exposición son en general muy bajos, excepto cuando
se está muy cerca de un punto de acceso o un dispositivo móvil a través de wi-fi.
En este último caso, el valor SAR máximo -potencia con que un campo
electromagnético de radiofrecuencia es absorbido por el tejido vivo- puede ser
tan alto como el de los teléfonos móviles.
Fuente
http://www.lavanguardia.com/salud/20130814/54378532218/internet-wifi-moviles-perjudican-salud.html#ixzz2c6TgmBQh
radiaciones.wordpress
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