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sábado, 24 de agosto de 2013

TECNOLOGÍA PELIGROSA



El wi-fi perjudica la salud?

Mi colaboración como experto en la elaboración de este artículo de La Vanguardia.com sobre los efectos y precauciones sobre el uso del wi-fi, se basa en experimentos, mediciones y experiencias compartidas de personas en las cuales sea dicho de paso les afectan más a unas que a otras, y que esto pone en evidencia unas redes, que funcionan a 2,4Ghz igual que el microondas unas sirven para enviar datos y otras para cocer alimentos……., las nuevas están en 3,5 Ghz y en colegios y centros comerciales hasta 5,1Ghz, y hay a cientos de redes wifi, privadas y públicas, con las evidencias y estudios, se tendría como mínimo regular,  muchos dicen que menos peligro que el teléfono móvil, porque están  separadas del cuerpo ( la emisión de radiaciones) no hay que tener peligro, bueno esto no es así,  porque si miramos las frecuencias antes comentadas nada tienen que ver con las del teléfono móvil, y inalámbricos DECT. que funcionan a unas frecuencias inferiores, que a más frecuencia menor es la dificultad de penetración en el cuerpo. y el peligro del wi-fi reside en su asiduidad, tablets y teléfonos inteligentes,  sobre todo en  cercanía en nuestras partes pudientes, y la especial manera de dejarla conectada al wi-fi sin saberlo para los más pequeños, de todas formas,  la polémica está servida.
Los expertos reclaman extremar las precauciones con esta tecnología y restringir su uso en las escuelas y espacios públicos.

RAQUEL QUELART 
 Los dispositivos inalámbricos -teléfonos móviles, ordenadores portátiles y tabletas- se han vuelto tan omnipresentes que sería difícil imaginarse la vida sin ellos. Si bien es cierto que estos aparatos han revolucionado la manera de comunicarnos, también crean campos electromagnéticos –radiaciones no ionizantes- que, cuando se emiten en niveles suficientes, pueden calentar los tejidos biológicos, según se desprende de varios estudios y reconoce la propia Unión Europea (UE). Diversos especialistas y algunas asociaciones ciudadanas han empezado a exigir más precaución con el uso del wi-fi y las nuevas tecnologías, especialmente en espacios públicos, como escuelas y hospitales.
Aumento de las radiaciones en el colegio
La implementación del Programa Escuela 2.0, cuyo objetivo era sustituir el libro por el portátil y extender el acceso a internet en los centros educativos en cuatro años a partir de 2009, motivó a algunos padres a crear la Plataforma escuelas sin wi-fi. Pero cuando el PP llegó al poder, abortó este plan alegando falta de presupuesto y cada comunidad autónoma elaboró su propia estrategia para implementar las nuevas tecnologías en las aulas. La asociación decidió entonces centrar su actuación a nivel autonómico impartiendo cursos en escuelas donde informan del riesgo de contaminación electromagnética.
Aunque muchas escuelas se han quedado fuera del programa, las clases con portátil continúan impartiéndose en miles de centros educativos del país. Por ejemplo, en Catalunya hay más de 2.200 centros adheridos al eduCat 2.0, un programa menos ambicioso que el conocido 1×1 –un portátil por alumno -, pero que también persigue el objetivo de digitalizar las aulas.
La fundación Vivo Sano calcula que un niño escolarizado entre los 3 y 16 años pasará más de 10.000 horas recibiendo probablemente las radiaciones electromagnéticas procedentes de dispositivos sin hilos. Alfredo Suárez, director de la fundación y miembro de la Plataforma escuelas sin wi-fi, comenta que un niño que asista a uno de estos centros, si tiene el router al lado o está obligado a utilizar portátil, “no tiene más remedio que verse sometido a esas radiaciones”. No obstante, reconoce que no se puede prescindir de las ventajas que brindan las nuevas tecnologías y aboga por hacer un “uso racional” de estas.
La suma de dispositivos, lo que más preocupa 

“Una red wi-fi o un portátil no supone ningún problema, sino un montón funcionando a la vez”, opina Joan Carles López, experto en Geobiología y radiaciones del hábitat. Recuerda que los aparatos inalámbricos –ordenadores y teléfonos móviles- también se convierten en emisores de ondas electromagnéticas. La cuestión ha llevado a la Generalitat de Catalunya a elaborar un informe sobre los niveles electromagnéticos en las aulas de las escuelas e institutos públicos. Las mediciones que se han llevado a cabo hasta el momento “han dado muy por debajo del límite establecido”, señalan fuentes del Departament d’Ensenyament.
“La normativa es muy permisiva”, lamenta López. La Comisión Europea detalla algunas recomendaciones sobre la materia, pero son los Estados miembros los responsables de proteger a sus ciudadanos de los efectos potenciales de los campos electromagnéticos. Para López no se trata de resistirse a usar las nuevas tecnologías, sino de utilizarlas con “sentido común”. Explica que en el 80% de las casas que visita “hay más radiaciones que en la calle”, por eso pide que la gente tome “conciencia” y haga “higiene eléctrica”.

La UE cuenta con un marco regulador vigente que limita la potencia emitida por dispositivos de telecomunicaciones móviles. Fabricantes y operadores de equipos de telecomunicaciones inalámbricas en la UE deben cumplir la Directiva 1999/5/CE (1), que establece un marco reglamentario para la puesta en el mercado, de libre circulación y la puesta en servicio en la UE de los equipos de radio y terminales de telecomunicaciones. Esta directiva incluye requisitos esenciales en materia de protección de la salud y la seguridad de los usuarios y el público.

Las conclusiones de los estudios 
Pero, ¿realmente hay fundamento para afirmar que los dispositivos inalámbricos son perjudiciales para la salud humana? En su página web la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que la principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos. En el caso de las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es insignificante.

¿Y qué ocurre con las redes wi-fi? “La exposición del cerebro al teléfono móvil, como lo utilizamos más cerca de la cabeza, es mucho más alta que la de un router wi-fi o un portátil”, argumenta Elisabeth Cardis, responsable de radiaciones del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (CREAL), que ha participado en los estudios Interphone y Mobi-kids sobre el uso de celulares y el riesgo de sufrir cáncer de cabeza y cuello. “La exposición a las radiaciones del wi-fi es más elevada por el ordenador que por el router”, y arguye: “Pero el portátil no lo utilizas al lado de la cabeza, sino a un metro o 60 centímetros del cuerpo”, por lo que “si la fuente de radiofrecuencia no está pegada a la cabeza, el nivel de exposición es muy bajo”.
En este sentido, uno de los estudios epidemiológicos de mayor envergadura que se han realizado sobre la materia, Interphone, donde participaron 13 países, no reveló un aumento del riesgo de dos tipos de tumores -glioma y meningioma- con el uso del teléfono móvil a lo largo de un periodo superior a los 10 años. Sin embargo, se encontraron ciertos indicios de un aumento del riesgo de glioma en las personas con más horas acumuladas de uso del celular. Cardis, investigadora principal del estudio, indica que tampoco es descartable que “hubiera sesgos” en la investigación puesto que la gente que padece un cáncer se suele preguntar cuál ha sido la causa y puede atribuir fácilmente su enfermedad al móvil.
Por otro lado, los pacientes que participaron en el estudio empezaron a hacer uso de la telefonía móvil a una edad más tardía que los jóvenes de hoy en día, ya que un cáncer o tumor puede tardar años en manifestarse. Por este motivo la OMS considera que se deben ahondar las investigaciones en estos grupos de población. En estos momentos, se están llevando a cabo diversos estudios que investigan los posibles efectos sobre la salud de niños y adolescentes.
El resultado de investigaciones como esta ha llevado a la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), integrada en la Organización Mundial de la Salud (OMS), a clasificar la radiofrecuencia EMF (RF) asociada al uso de teléfonos móviles como posible carcinógeno para los humanos (Grupo 2B). Las incógnitas que existen en torno a los efectos sobre el cuerpo humano que puede tener una exposición prolongada a dispositivos inalámbricos motiva a los expertos a recomendar tomar algunas medidas de precaución, que se detallan a continuación:
- Alejar el teléfono de la cabeza, hablar con el manos libres o mandar mensajes de texto contribuye a minimizar la exposición a las radiaciones.
- Colocar el punto de acceso wi-fi por lo menos a un metro de lugares donde las personas suelen permanecer por más tiempo, como camas, mesas, sofás o zonas de juegos.
- La transferencia de grandes archivos de datos o streaming multimedia sólo debe realizarse cuando la conexión establecida entre el dispositivo portátil y el punto de acceso en una habitación es de buena calidad para evitar retransmisiones, que conducen a los ciclos de trabajo más altos y las exposiciones más altas.
- Es aconsejable que los consumidores adopten el uso de equipos terminales que implementan protocolos de telecomunicaciones con control de potencia. Cuando estos están disponibles, por ejemplo, ECO DECT en lugar de DECT.
- En los lugares donde se usa una conexión Wi-Fi con frecuencia la cobertura debe ser lo suficientemente buena.
- Los puntos de acceso deben estar apagados cuando no estén en uso, porque, incluso cuando no se utiliza la conexión wi-fi, el aparato envía señales de baliza sobre cada 102 metros.
- En espacios públicos es preferible instalar una sola red Wi-fi que de cobertura a todos los equipos o volver al antiguo sistema de internet por cable.

Móvil y wi-fi, ¿qué emite más radiaciones?
El estudio Seawindfinanciado por la UE, concluye que el principal factor de preocupación por la exposición a radiaciones es el uso de móviles en modo de voz con el dispositivo cerca de la cabeza. Y añade que la utilización de un soporte o manos libres provoca altas exposiciones similares de las regiones del cuerpo que están cerca del teléfono. En cuanto al wi-fi, concluye que los niveles de exposición son en general muy bajos, excepto cuando se está muy cerca de un punto de acceso o un dispositivo móvil a través de wi-fi. En este último caso, el valor SAR máximo -potencia con que un campo electromagnético de radiofrecuencia es absorbido por el tejido vivo- puede ser tan alto como el de los teléfonos móviles.
Fuente
http://www.lavanguardia.com/salud/20130814/54378532218/internet-wifi-moviles-perjudican-salud.html#ixzz2c6TgmBQh
radiaciones.wordpress

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