Contaminación de Texaco mató por lo menos a 1.041 personas en la Amazonia ecuatoriana
Durante
26 años, entre 1964 y 1990, la petrolera estadounidense Texaco explotó el crudo
de la Amazonía ecuatoriana, en lo que hoy son las provincias de Sucumbíos y
Orellana. Tras su salida del país, la empresa dejó en aquella zona pasivos
ambientales contabilizados en más de 18 mil millones de galones de desechos
tóxicos.
A
esa contaminación, el informe de la consultora ambiental Stratus Consulting
atribuye en forma directa la muerte de 1.041 personas que habitaban la zona
cercana a los pozos petroleros. Todos ellos murieron por cáncer y existen otros
cientos de casos de abortos involuntarios.
Solo
esos 18 mil millones de galones de desechos tóxicos son 30 veces más crudo que
el derramado en el famoso desastre del carguero Exxon Valdez, en Alaska. Texaco
también dejó 917 piscinas de desechos llenos de lodo tóxico y emitió millones
de metros cúbicos de gas venenoso que se lanzó a la atmósfera.
Lo
de Exxon Valdez, en 1989, fue un accidente que tuvo que ver con la
irresponsabilidad de no actuar a tiempo para evitar el desastre; pero lo
sucedido en la Amazonía ecuatoriana con la contaminación de Texaco, fue un
intento deliberado de reducir los costos.
Para
aumentar las ganancias, la gigante transnacional no realizó adecuados trabajos
de remediación luego de salir del país. Prueba de ello fue evidenciar
cómo quedaron las piscinas que se construyeron junto a los pozos petroleros.
Estas piscinas tienen la función de recolectar los desechos emitidos tras la
apertura de un pozo. La norma dice que estas deben ser recubiertas con un
aislante que evite que el petróleo vuelva a la tierra, se filtre y contamine
las aguas superficiales.
Texaco
abrió las piscinas pero jamás usó materiales aislantes, de modo que todos los
desechos propios de la extracción petrolera penetraron directamente en la
tierra y de ahí, por la cercanía en la que se encuentran, a los riachuelos,
esteros y ríos de la zona.
"Los
animales a morirse, el ganado lo perdimos, porque a todos los lados de mi
finca, y por el medio pasan los tubos que se reventaban, el petróleo se regaba
en la hierba y las vacas lo comían y se enfermaban luego de pocos días y se
morían", confirman las mujeres mestizas de la amazónica localidad del
Coca.
Las
poblaciones de las provincias de Sucumbíos y Orellana tomaron esa agua, se
bañaron, regaron sus sembríos y dieron de beber a sus animales, sin saber de
los serios problemas de salud que esto les ocasionaría.
“Pensamos
cuando sucedía todo esto, que era malo, pero como de costumbre hemos tomado
naturalmente del agua del río pensamos que no habría problema, y entonces
suponiendo que ya pasó el crudo que estaba flotando y aunque claro se miraba
del agua un poco aceitosa y mi esposa me daba de tomar la chicha y luego me
sentía muy mal y fue grave la diarrea y mi hijo casi se muere. Llevamos donde
los doctores y dijeron que hemos consumido el agua contaminada”, afirmó un
habitante de la comunidad indígena Siona, durante un grupo focal realizado por
los especialistas.
Por
estos daños –las miles de muertes de personas, animales y vegetación, por la
contaminación de los ríos– la empresa Texaco, que fue adquirida después por la
compañía Chevron, fue sentenciada a pagar 19 mil millones de dólares para
remediar su desprolijo manejo ambiental. Para evitar pagar, la empresa ha
dilatado el proceso, amenazado a defensores y abogados y emprendió una campaña
de desprestigio contra el Estado ecuatoriano, que ni siquiera es un actor
directo del juicio que los ciudadanos amazónicos le ganaron a la empresa.
Este
desprestigio involucra un gasto de más de 400 millones de dólares en cabildeo y
bufetes de abogados y está plagado de manipulaciones y falsedades, que Andes
irá mostrando en una serie de reportajes sobre el caso Chevron.
Fuente: andes.info.ec
No hay comentarios:
Publicar un comentario
REGLAS BÁSICAS PARA COMENTAR/MODERAR:
TEMÁTICA: El comentario debe estar relacionado con el post. (De este modo, evitamos los comentarios off topic que no aportan al tema de debate)
RESPETO: Se admiten las críticas constructivas. Y no se permiten comentarios que falten al respeto. (Ni del autor, ni de la página, ni al resto de comentaristas)
AUTO-BOMBO: No se admiten comentarios publicitarios o promocionales de páginas web, productos ni servicios.