Las
momias ya tiemblan: Un primer saqueo deja un museo de Egipto 'de una pieza'
A los museos egipcios parece aguardarles la misma suerte que
corrió el legado cultural de África y Oriente Medio durante las revueltas. Esta
semana grupos de vándalos saquearon y dañaron uno de los museos nacionales de
Egipto.
De las 1089 piezas de la colección del Museo
Nacional Malawi, en Egipto, 1040 fueron robadas en el curso de los sangrientos enfrentamientos que sacudieron el
país durante toda la semana. Este jueves los partidarios
del presidente derrocado, Mohammed Morsi, que organizaron una acampada de
protesta en el jardín del museo situado en la ciudad de Minya, rompieron la
puerta del museo y entraron en sus salas, dañando las cámaras de vigilancia.
La
mayoría de los objetos ha desaparecido, mientras que las piezas pesadas, como
por ejemplo las estatuas, fueron dañadas gravemente. Los saqueadores también
mataron a uno de los vigilantes.
Los museos internacionales, la UNESCO y la Interpol planean poner a los objetos de los museos egipcios en la Lista Roja para impedir su venta y recuperar las piezas perdidas.
Durante los enfrentamientos de esta semana alrededor de 45 iglesias coptas fueron atacadas (e incluso quemadas en algún caso) en diferentes ciudades del país.
Durante los disturbios que azotaron el país en febrero de 2011, el Museo de El Cairo perdió dos estatuas de Tutankamón y otros 16 objetos de gran valor.
A finales del mismo año fue quemado casi por completo el edificio del Instituto Científico de Egipto en El Cairo. Los voluntarios lograron salvar unos 30.000 libros del total de 196.000 que había en la biblioteca del centro. Una de las piezas únicas que quedó reducida a cenizas fue la 'Descripción de Egipto', que encargó Napoleón a un grupo de científicos durante su campaña por el Nilo.
Los museos internacionales, la UNESCO y la Interpol planean poner a los objetos de los museos egipcios en la Lista Roja para impedir su venta y recuperar las piezas perdidas.
Durante los enfrentamientos de esta semana alrededor de 45 iglesias coptas fueron atacadas (e incluso quemadas en algún caso) en diferentes ciudades del país.
Durante los disturbios que azotaron el país en febrero de 2011, el Museo de El Cairo perdió dos estatuas de Tutankamón y otros 16 objetos de gran valor.
A finales del mismo año fue quemado casi por completo el edificio del Instituto Científico de Egipto en El Cairo. Los voluntarios lograron salvar unos 30.000 libros del total de 196.000 que había en la biblioteca del centro. Una de las piezas únicas que quedó reducida a cenizas fue la 'Descripción de Egipto', que encargó Napoleón a un grupo de científicos durante su campaña por el Nilo.
Siria
El conflicto en Siria se ha traducido en una
verdadera catástrofe cultural, afectando a los seis sitios del Patrimonio Mundial
en Siria, además de a numerosos edificios históricos y sitios arqueológicos.
Los efectos destructivos del conflicto son provocados por los bombardeos,
saqueos y por el ejército o las milicias ocupación.
En agosto de 2012, en el transcurso de un combate al oeste de Siria, quedó dañado el castillo medieval Krak des Chevaliers, sede de la Ordén del Hospital de San Juan de Jerusalén durante la época de las cruzadas.
En agosto de 2012, en el transcurso de un combate al oeste de Siria, quedó dañado el castillo medieval Krak des Chevaliers, sede de la Ordén del Hospital de San Juan de Jerusalén durante la época de las cruzadas.
Castillo Krak des Chevaliers
En septiembre de 2012, en medio de los bombardeos y enfrentamientos entre los rebeldes y las fuerzas del Ejército sirio en la ciudad de Alepo, un gran incendio destruyó parte del centro histórico de la ciudad. El monasterio de Sednay (fundado por el emperador Justiniano y cuyos habitantes aún hablan arameo, la lengua de Jesús), la mezquita Umayyad en Deraa, las ruinas de Bosra y edificaciones de época bizantina en Al Bara, Deir Sunbel y Ain Larose, en el norte del país, figuran entre los innumerables monumentos históricos dañados y saqueados desde el inicio de la guerra en Siria.
La
mezquita Umayyad, abril de 2013
Las ruinas
de Bosra
Libia
Los acontecimientos de la Primavera Árabe
amenazaron los cinco Patrimonios de Humanidad con los que
cuenta Libia: las pinturas situadas en las rocas del Sáhara Tadrart Acacus, y
las ruinas de cuatro ciudades antiguas: Lepcis Magna, Cirene, Sabratha y
Ghadames.
Mali
En junio de 2012 los rebeldes de uno de los
grupos islamistas de Mali destruyeron la mezquita Sidi Yahya que albergaba
varias tumbas sagradas en la ciudad de Tombuctú, declarada patrimonio de la
humanidad por la UNESCO. El edificio del panteón se considera parte del acervo
nacional.
Fuente:
actualidad rt/cultura
Nota: Esto me huele a ocultar nuevas evidencias historicas que no quieren divulgar, hay mucho misterio en todo esto, y no es cosa que se diga en los medios.
Además añadamosle el saqueo de Irak en el 2003, que no mencionan pero que fue el mayor robo en la historia,el
23 de abril de 2003 fue llevado a cabo el mayor robo de la historia.
Cerca de 170.000 objetos de incalculable valor fueron expoliados del
Museo Nacional de Bagdad.Todo lo descubierto en los yacimientos
arqueológicos de Irak en los últimos 80 años.
En Egipto en cambio hay una riqueza arqueologica invaluable de130.000 piezas de historia sobre los inicios de Occidente en 4000 años de historia.
Y ojo hay una nueva biblioteca de Alejandría en Egipto, apoyado por la Unesco que una vez más será incendiada o saqueada.
Aquí les dejo un artículo sobre este tema del 2011, y que denunciaba ya en ese tiempo la intención de robar momias y las piezas del museo, aprovechando la inestabilidad política.
El saqueo cultural de Egipto
31-01-2011
El
autor de La destrucción de Iraq se muestra sorprendido, aterrado, por el
intento de saqueo del Museo Nacional de Egipto. En medio del caos, dice, la red
de tráfico ilícito de arte prepara un golpe maestro.
Por Fernando Báez
Ahora
hablaré mucho más extensamente de Egipto,
porque
encierra muchas maravillas, y, mucho más
que
las de cualquier otro país, sus obras desafían
toda
descripción (Heródoto, 11, 25)
“Me sentí profundamente dolido hoy cuando llegué
esta mañana al Museo Egipcio y encontré que algunos habían tratado de asaltar
el museo por la fuerza anoche”, comentó el 29 de enero a Reuters el polémico
arqueólogo Zahi Hawass, Director del Consejo Supremo de Antigüedades. Parecía
imposible, y acaso lo era, pero el Vice Ministro de Cultura que se encargó
personalmente de servir de guía cultural a Obama durante su viaje a Egipto en
2009, ha confesado su preocupación ante lo que pueda ocurrir en los próximos
días debido a los disturbios crecientes (con 100 muertos en tres días) por el
descontento social y político que ha provocado la negativa del Presidente Hosni
Mubarak de salir del poder que ha disfrutado desde 1981.
Lo que sorprende, lo que aterra, en este intento de
saqueo del Museo Nacional de Egipto, es que se trata de una institución que
alberga una colección de 130.000 piezas sobre los inicios de Occidente en 4000
años de historia. Los saqueadores, que tal vez no son tan ingenuos como se ha
dicho, atacaron y destruyeron dos momias en la sala dedicada al tema funerario
y arruinaron 10 artefactos en busca de codiciadas muestras de arte elaboradas
en oro como la máscara de oro del Faraón Tutankamón. A estas horas,
funcionarios del ejército custodian con escepticismo las instalaciones y se ha
formado una gigantesca cadena humana de defensores de este importante
patrimonio cultural egipcio y, al mismo tiempo, mundial. La red de tráfico ilícito
de arte, sin embargo, prepara un golpe maestro en un ambiente de caos como el
que se vive. A pesar de los esfuerzos, nadie puede asegurar que el museo,
enclavado en un área políticamente activa, quedará fuera de peligro.
Un nuevo saqueo cultural masivo del país más
expoliado culturalmente del mundo no puede dejarnos indiferentes porque el
número de hallazgos arqueológicos ha sido pródigo en las tierras del antiguo
valle de Egipto. No se conoce nada semejante: todavía en el año 2000 se
anunciaba que dos ciudades portuarias perdidas habían sido encontradas, pero
bajo el agua, devastadas por un terremoto. “Aún digo constantemente que uno
nunca sabe cuántos secretos puede ocultar la arena de Egipto”, afirmó hace
algunos años Hawash en uno de sus poco frecuentes arranques de buen humor. “Y
por eso”, ha insistido, “sigo creyendo que hasta la fecha no hemos descubierto
más que el treinta por ciento de nuestros monumentos. El sesenta por ciento
sigue oculto bajo el suelo”.
Pensemos sólo en los aspectos del problema que
supone un desastre cultural en Egipto, cuya civilización se data en el 3.100
a.C., casi simultánea a la sumeria y gestora de un poderoso imperio sostenido
por una eficaz organización dinástica en la que el faraón Menes se convirtió en
el primer gobernante y la última gobernante fue Cleopatra, quien prefirió
suicidarse en el año 30 después de sus amores ingratos con Marco Antonio. De
las etapas esta civilización desarrollada en los márgenes del río Nilo, un
total de 30 Dinastías de faraones conformaron tres etapas de un imperio
asombroso: sólo el Reino Antiguo, mejor conocido por la Pirámides que se
construyeron en la Dinastía IV, fue un proceso de 955 años y uno de sus cientos
de monumentos, la Gran Pirámide, se mantuvo 4500 años como el edificio más alto
de la tierra y la única de las 7 maravillas del mundo antiguo que sobrevivió.
Increíblemente, los egipcios concibieron algo que
hoy nos parece común y no lo es: la idea de que además del cuerpo hay un alma
(el ka era el doble y el ba era el alma representada entonces con
dos alas), pero no sólo eso: el Libro de los Muertos expuso uno de los
rituales más interesantes sobre la muerte. El legado egipcio debe incluir su
arte hierático inconfundible, la escritura jeroglífica, el uso de papiro que
marcaría a los griegos, las represas, los barcos de madera y vela, las
necrópolis, las hojas para cortar la piedra, las plomadas o la misma
momificación.
En 1567 a.C., con la expulsión y exterminio de los
hicsos, nace el Imperio Nuevo, período fructífero en la construcción de Templos
como los de Karnak o los de Luxor y
Hatsheput en Deir-ar-Bahari. Finalmente, sobrevino el período de conquistas
y Egipto pasó primero a manos de Ptolomeo, luego de Roma y finalmente de los
árabes en el siglo 7. La civilización egipcia fue saqueada dese el primer
momento y ahora en los inicios del siglo 21 se encuentra en peligro inminente.
Una catástrofe, quiero advertirlo, anunciada que
pone en riesgo museos como los de Luxor y monumentos como las pirámides, cuyo
primer inventario riguroso lo hizo Karl Richard Lepsius (1810 -1884), un
profesor de la Universidad de Berlin que convenció al sabio Alexander von
Humboldt y al monarca Friedrich Wilhelm de la necesidad de indagar sobre las
exploraciones que hicieron los franceses en Egipto durante la campaña de
Napoleón Bonaparte. En su viaje de 1842 fundó la egiptología moderna con
erudición y métodos poco ortodoxos como dinamitar la columna de Setos I y un
muro de la pirámide de Dyesert con el propósito de adular al regente de Prusia
con un regalo ostentoso. Sin embargo, la expedición mostró sus resultados en
los 12 volúmenes de la Denkmäler aus Ägypten und Äthiopen, donde puede
leerse la descripción de 67 pirámides.
En 2010, pese al debate entre especialistas que
difieren de los criterios, se estima que hay 140 pirámides localizadas en
Egipto, todos saqueadas y a punto de ataques masivos en los actuales momentos.
Entre otras, sobresalen las de Userkaf,
Sahure, Neferirkare, Shepsekare, Neferefre, Niuserre Ini, Menkauhor Ikauhor,
Djedkare Isesi, Unas, Pepi I, Pepi II, Senuseret II y Senuserer III.
Pero además está Alejandría, como lo indica su nombre, denominada así en honor al
conquistador Alejandro Magno, quien tuvo una visión durante su paso por Egipto
y quiso desplazar la aldea de Racotis para fundar la nueva ciudad el año 331
a.C. en el oeste del delta del Nilo, junto al Lago Mareotis. Hoy corren peligro los asentamientos arqueológicos y
la Nueva Biliotheka Alexandrina, construida con el apoyo de la Unesco. Es
tanto el terror que reina en las calles de esta ciudad egipcia que he recordado
esos versos memorables de Cavafy donde pedía a sus lectores despedirse de la
Alejandría que siempre se aleja.
“Aquí el pasado es una calle ciega”, señaló un
viejo amigo palestino cuando visité el Museo Nacional de El Cairo en 2010, a
modo de despedida y quise decirle entonces algo que no dije. Por suerte, cada
uno es dueño de sus silencios y salí enmudecido ante estas sabias palabras que
me dejaron frente a un ritual impostergable, presa de esa nostalgia melancólica
que concede la sabiduría del insomnio, casi invicto en ese día interminable de
vigilia y también de memoria en el que descubrí que ese Museo, hoy en peligro,
era una de las encrucijadas más secretas de la historia. Egipto ha sido y será
la bisagra entre el Medio Oriente y Occidente.
Fuente: eternadecadencia
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