¿DESTRUCCIÓN de la HUMANIDAD o DESPERTAR de la CONCIENCIA?
Como en la Naturaleza,
en el mundo de las acciones y expresiones humanas todo está unido, porque todo
interfiere en todo. Y la estética que nos rodea no es sino la parte
visible de un momento de la historia de la Humanidad que corresponde a la
decadencia de un ciclo económico y social, un cataclismo global que está
llevando sin pausa el planeta a su destrucción y al ser humano a las cloacas de
la infrahumanidad.
En esta investigación veremos cómo la biología oficial,el
neodarwinismo, es la que conviene al modelo económico anunciado
por Adam Smith, el capitalismo ultraliberal imperante en el mundo globalizado.
Como describiré en el primer capítulo, el neodarwinismo contemporáneo no
es una verdadera ciencia, sino una teoría falsamente científica que se
impone como una teología, legitima la ideología del poder económico y
político, y apoya el desarrollo tecnológico de la biogenética para
los intereses de dicho poder.
Hace 2500 años, Platón en La República
alertaba de la necesidad de que los magistrados controlaran al rebaño sin que
éste tuviera conocimiento de ello. ¿Conspiraba Platón? No. Simplemente
describía una realidad que lleva miles de años aconteciendo: la Humanidad
perezosa, irresponsable, consintiente y miedosa es tratada por sus élites como
ganado. Y los “magistrados” [1] griegos se llamarán después patricios romanos, luego señores
feudales, más adelante emperadores, reyes o nobleza, en términos marxistas oligarquía
político-financiera y ahora tecnócratas, los mercados, OTAN,
FMI o Banco Central Europeo. Pero todo esto es lo mismo: es el Poder.
La Teoría de la
Conspiración está muy de moda. Sin embargo, en mi opinión no existe
conspiración alguna, pues el poder nunca conspira, el poder se ejerce.
Es lo propio del poder. Los conspiradores precisamente son los que no tienen el
poder. Si podemos considerar la existencia de una conspiración, ésta se
situaría en los albores de la Revolución Francesa, cuando las viejas élites
aristocráticas fueron reemplazadas a sangre y fuego, tras diez años de guerra
civil, por otras nuevas provenientes de la banca internacional y la industria
incipiente[2].
Se conspira siempre en secreto y contra el poder.
Si estuviera yo alertando de una posible conspiración, significaría que un
grupo minoritario está intentando tomar el poder. Y evidentemente, esto no es
así. El poder, del que me dispongo a describir algunos de sus mecanismos,
ya está plenamente instalado y hace
tiempo que ya no necesita conspirar. En cuanto a actuar en el secretismo, es
lo propio del poder, como muy bien decía ya Platón.
Si bien es cierto que
buena parte de lo que aquí presento se ha ocultado, a la vista de todos está
que un grupo minoritario tiene un poder extraordinario y desde hace mucho
tiempo. Otra cosa es que se haya ocultado, no fuéramos conscientes de ello, o
que no lo queramos ver. Este llamado Nuevo
Orden Mundial es muy viejo, y hablar de Teoría de la Conspiración
para describir el momento histórico presente no tiene sentido.
El poder siempre ha tenido nombres y apellidos,
sobre todo apellidos pues, como se ejerce en largos períodos de tiempo,
las estructuras dinásticas, los linajes, las familias, los clanes o las castas
son indispensables a su existencia y mantenimiento. Sin embargo, para mayor
agilidad de lectura, me referiré a él con el término general de las élites o
Elite Internacional, pues, como veremos, no se trata de una élite
específica, de una familia ni de un país. Las élites siempre han existido.
Si el cuerpo humano se mueve por su energía,
nuestra sociedad como cuerpo social es igualmente dependiente de la energía.
Por tanto, el mundo se controla a través del control de la energía,
siendo el dinero, además del petróleo, el vehículo principal y motor de la energía
de la sociedad globalizada. Así, el control del dinero y del petróleo
dará poder, y el control absoluto de la energía dará un poder absoluto.
En consecuencia, el poder está en manos de los que controlan los sistemas
financieros, todos ellos vinculados a las petroleras: Rothschild, JP Morgan,
Warburg, Rockefeller, Goldman Sachs, Kuhn & Loeb, Harriman, Ford,
Vanderbilt, Carnegie, Shacht, Bush, entre otros, son algunos de los poderosos
linajes que llevan el control en la actualidad, y ese control se hace posible a
través de los organismos por ellos creados como
la ReservaFederal, el FMI, el Banco Mundial, el Banco
Central Europeo, el FBI, la CIA, la ONU, la OTAN, el CFR (Council of
Foreign Relations), el Club Bilderberg, el Club de Roma, la Trilateral;
pero hay muchos otros organismos menos visibles como el Instituto Tavistock, el
General Education Board, el Teachers’ College, el Johns’ Hopkins Hospital o el
mismo Hollywood, todos ellos colaboran y hacen posible que esta élite ejerza su
control, esta vez a través
de la educación, la salud, la alimentación y la industria del ocio.
En estos últimos dos siglos los trabajadores han
luchado para tener más tiempo libre, pero luego no saben qué hacer con él y lo
dedican a la adquisición de cultura basura, la cultura del espectáculo.
Esto no es sólo una opinión descrita por Guy
Debord en 1967[3] sino ya una
evidencia. La industria del espectáculo es la proveedora de imágenes,
vacías y falsas que entretienen el vacío de sus consumidores
pasivos, consintientes y entregados a su propia enajenación, sin oponer
resistencia alguna a su paulatina autodestrucción, en ausencia completa de
sentido crítico alguno. Movidos por su pereza y su comodidad, los seres humanos
se ponen ellos mismos los grilletes de su esclavitud.
Esta investigación
corresponde a una toma de conciencia de la gran mentira en la que estamos
viviendo; cada día miles de personas se están dando cuenta, simultáneamente en
muchos ámbitos del conocimiento y en muchas partes del mundo, no sólo porque
está globalizado sino también porque estamos interconectados de manera
invisible y sutil.
Sin embargo, observo un gran pesimismo y
hastío en la sociedad y creo que no está justificado. Creo, por el contrario, que
deberíamos estar celebrando todo lo que hemos comprendido. Lo que muchos
estamos escribiendo en esta última década no lo pensábamos cuando teníamos
veinte años. ¿Acaso estábamos equivocados? No, simplemente no tocaba, no
estábamos preparados. Esa es la maravilla: cada día, cientos o miles de
jóvenes, y menos jóvenes, están descubriendo la realidad y tienen ahora
toda la vida para desarrollar una participación en la Tierra desde otro
paradigma y construir un mundo más humano y respetuoso.
Otro mundo es posible. Y está aconteciendo.
La situación de esclavitud, sumisión de la Humanidad y destrucción de la
Naturaleza no data de las mareas negras ni de la energía nuclear, ni
siquiera de la revolución industrial, es muy antigua: Felipe II destruyó un
magnifico bosque para construir sus naves, desparecidas en unas horas de
tormenta, provocando lo que llamamos hoy el Desierto de los Monegros. Ni
a él ni a nadie, en más de 400 años, se le ocurrió que se podía volver a
plantar aquel magnífico bosque. Y nuestros padres, aunque no padecían los
transgénicos, vivieron dos guerras mundiales y no supieron qué había
detrás, quién las provocó, quién las financió y quién realmente las ganó.
Quiero decir con esto que en el pasado no había manipulación genética,
pesticidas ni SIDA pero hubo otros procesos igualmente controladores,
destructores y degradantes para el ser humano.
La Historia que nos han contado, la Historia
implantada en nuestras mentes por los manuales de la historiografía
oficial, es la historia de la guerra, la historia de la destrucción de la
Humanidad por las elites. Gracias a un excelente sistema de adoctrinamiento, la
juventud sale al mundo con un pensamiento único: el hombre es un mono
evolucionado inteligente que compite con su prójimo porque sólo sobrevive el
más apto; la guerra es inevitable pues el hombre siempre lo ha conseguido todo
gracias a ella; es en las sociedades capitalistas donde existe la verdadera
democracia y la libertad, en los otros sistemas políticos sólo hay pobreza,
censura y represión; lo mejor que puede hacer una mujer moderna es trabajar
como un hombre y usar anticonceptivos; las religiones son un atraso; las
tradiciones también; todo lo que no se puede medir y comprender racionalmente
es superstición, magia y tontería; las medicinas tradicionales son
supersticiones y no funcionan tan bien como las químicas porque no tienen
fundamento científico comprobado en laboratorio; la Naturaleza es imperfecta,
está llena de peligrosos virus y bacterias y huele mal, y menos mal
que la ciencia y la química pueden mejorar tanta imperfección; la raza
blanca es más inteligente que las demás y ha alcanzado logros que las otras
razas, inferiores por primitivas y atrasadas, no han conseguido; el colmo de la
cultura, la sabiduría y la educación se encuentra en las ciudades, el campo es
atrasado, inculto, primitivo y aburrido. Esta es, en pocas palabras, la
Historia de la Humanidad escrita en los manuales escolares y atornillada por
generaciones de pedagogos sumisos que premian la repetición y castigan el
espíritu crítico. Pero algo está cambiando, porque ya no nos creemos que
sea la única Historia posible. Algo dentro de nuestro ser nos dice que todo eso
no es del todo cierto.
Yo también creo que el
proceso histórico de la Humanidades el de la destrucción, sin prisa pero
sin pausa, de su ser sagrado y de la destrucción de su vínculo con la Madre
Tierra, proceso que se ha acelerado desde la II Guerra Mundial. Pero también
creo que antes estábamos en una ignorancia mayor, pues, por ejemplo,
creíamos a pies juntillas que Darwin era un geólogo y naturalista, y
un gran científico que había descubierto LA VERDAD; o que vivíamos en una democracia
porque cada cuatro años metemos un papelito en una urna. Algo está pasando que
nos estamos dando cuenta de que vivíamos en una ilusión: nos está llegando la
luz.
Muchos se sienten
abrumados por el panorama desolador de la realidad. Pero es soberbia e
ingenuidad pensar que porque nos hemos dado cuenta, esto YA tiene que cambiar.
Estas cosas son lentas pues se trata de un proceso que lleva desarrollándose
varios miles de años, y el despertar debe ser experimentado por cada uno
en su propio ser. El proceso de destrucción del planeta y del hombre es
nuestro camino, triste o dramático, pero éste es. Si hubiera otro, ¿podríamos
señalar en la historia cuándo nos equivocamos y tomamos el camino malo?
¿En qué momento empezamos a hacerlo mal? No, no hay equivocación, sino
errores que son necesarios para aprender, y en ello estamos, aprendiendo de
nuestros errores. La Humanidad está aprendiendo que éste NO es el camino, que
así no podemos seguir.
Pensar que hay unos malos muy malos que mandan y
destruyen mientras la mayoría es buena y sufre, es el cuento victimista de
siempre. No hay víctimas ni verdugos sino un proceso hecho de acciones y
consecuencias. Esto ha sido posible porque la Humanidad es crédula, miedosa,
cómoda y perezosa, y consiente porque prefiere que otros asuman la
responsabilidad. Y esa pereza nos hace poner un papelito en una urna cada
cuatro años para después, con la conciencia de haber participado en la democracia,
cerrar muy fuerte los ojos con la ilusión de que esos otros que toman las
decisiones y se ocupan de TODO, hasta de la educación de nuestros hijos, lo
hagan TODO BIEN. Ya es hora de despertar y dejar de esperar
que venga un líder que nos organice. Es hora de participar activamente en la
gestión de la res publica y tomar responsabilidades.
La humanidad está donde
está porque éste es su camino
Y estamos viviendo el
principio del despertar. Ahora hay que apagar la televisión, desperezarse,
lavarse la cara y empezar a trabajar. Ya sólo que yo haya podido escribir
esto y que tú, lector, lo estés leyendo, ya es un motivo para la alegría.
Celebremos, pues, con gozo este camino hacia la transformación.
[1] (…) estas
medidas deben ser conocidas sólo de los magistrados, porque de otra manera
sería exponer al rebaño a muchas discordias. (…)Platón, la República o el
Estado, Espasa Calpe, 1982, p. 159,
[2] La
renovación de la elite en el baño de sangre de la Revolución ha sido sido
descrita, aunque un tanto sintéticamente en varios autores como Ibn Asad (La
danza final de kali, 2011) y en varias obras de Anthony C. Sutton (ver
bibliografía) pero todavía no he encontrado un estudio monográfico sobre el
tema, aunque pueda que ya exista.
[3] Nuestra sociedad del
espectáculo fue descrita en 1967 por el gurú del mayo del 68, Guy
DEBORD en su célebre ensayo La sociedad del espectáculo,
Pre-Textos, Valencia, 1999.
Fuente: nomoriridiota.blogspot.com
Fuente: nomoriridiota.blogspot.com
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